martes, 29 de marzo de 2011

Hana Yori Dango.


- ¿Recuerdas a qué saben los higos?
- ¿Qué...? Esto... Creo que son agridulces.
- Cuando cortas un higo por la mitad, tiene forma de corazón. Por eso el amor es agridulce también. Pero, para mí, el sabor del amor es de aquella galleta destrozada que tú me hiciste.


Soy un pequeño desastre, y lo reconozco.

Supongo que no puedo empezar a leer un libro o ver una serie, porque enseguida y sin darme cuenta, me introduzco tanto en la historia que es como una droga: no puedo dejarlo.

Hace varios años, una buena amiga aficionada a los mangas japoneses (cómics), me prestó el primer libro de una colección que se llamaba Hana Yori Dango, en español sería algo así como No me lo digas con Flores, en inglés Boys Before Flowers. Me comentó algo sobre la historia, básicamente que contaba las aventuras de una chica pobre en un colegio lleno de gente pija y ricachones, y allí la chica conocía a los 4 chicos más guapos que se pudiera imaginar. Todos ellos eran distintos y, por supuesto, los más ricos de la escuela. La protagonista, que se llamaba Tsukushi Makino, se enamora de uno de ellos y a partir de ahí comienza la verdadera historia. No contaré más sobre ella, por si a alguno os interesa. Es fácil descargar el manga por internet.

Así pues, me leí aquel primer tomo de la colección. Al principio me sentía un poco friki, pero con el tiempo, me fue gustando y puedo decir prácticamente devoré los siguientes libros en pocas semanas. Lo que más me gustaba de la historia era el grupo de los 4 chicos, en la historia conocidos como F4 (por ser las "4 flores" de la escuela). Sin poder evitarlo, entendía las dudas de la protagonista cada vez que estaba cerca de cualquiera de ellos. Me llegué a enamorar de los protagonistas de un manga por primera vez en mi vida. En especial, me gustaba uno de ellos, Rui Hanazawa. No sé explicar muy bien por qué, pero cada vez que él aparecía en alguna página de aquel libro, se me aceleraba el corazón. (Ya sabéis que suelo enamorarme de chicos que no existen). Su historia no es la más importante, quizás. Su personalidad no es la más fácil de entender. Las cosas que hace no suelen tener una explicación demasiado lógica. Pero me fascina, no puedo evitarlo.

Tras leer el manga, creo que algo cambió dentro de mí. Y, sin embargo, durante varios años no le presté más atención. A pesar de todo, el año pasado me acordé y volví a leer el manga. Enterito. Disfrutando de cada escena como si fuera la primera vez. Y fue maravilloso. Y ahora, que llevo un tiempo estando considerablemente mal emocionalmente, decidí descargarme la versión televisiva de la historia. Los personajes no eran exactamente como yo esperaba, pero por ejemplo Rui y Soujiro se parecían bastante. Rui... Me descubrí de repente recordando mis viejos amores hacia este chico. Lo siento, pero no puedo evitar obsequiaros con dos imágenes: la del manga y la del "live":


El actor que hace el papel de Rui en el "live" se llama Oguri Shun y, desde que lo descubrí, me enamoré de él. Si ese chico sonríe, mi mundo de repente se detiene y parece de repente mucho más hermoso. Tiene una sonrisa preciosa. Y adoro su voz. ¡Mierda! ¿Véis? Estoy enamorada locamente de él.

Debo decir que la historia es bastante intensa, tanto en versión "live" como en el manga. Igual es que yo soy un poco rara, pero he reído y llorado un montón con ella. Pasa todo lo que podáis imaginar. Y me ha recordado que el amor puede mover el mundo. Siempre.

Sin embargo, lo que más me gusta es el final, que acabo de terminar de ver hace escasos minutos, tras una semana reviviendo todos los capítulos de la historia en la versión "live". El final es... algo que esperas que pase desde aproximadamente la mitad del manga, pero siempre pasa algo que lo impide. Cuando ha llegado ese momento, el del final, no he podido evitar sonreír y pensar que, después de todo, el amor no tiene por qué ser perfecto, sino simplemente complementariedad. Me encantan muchísimos momentos de peleas entre dos personas que, en el fondo, están destinados a estar juntos. Me entusiasman los momentos en los que los personajes se tragan el orgullo y hablan claramente. Se me había olvidado lo difícil que es ser sincero cuando de sentimientos se trata. Y, por encima de todo, me siento muy identificada con la protagonista cuando niega sus sentimientos por dolor, miedo u orgullo.

Mientras escribo, estoy escuchando canciones de las que aparecen en el "live", muy bonitas por cierto, aunque no entiendo nada porque están en japonés (al final de la entrada, dejo varios links. Merecen la pena, los videos son preciosos y las canciones también). He aprendido bastantes cosillas así sueltas de ese idioma (japonés), pero aún no tengo mucha idea. Espero poder solucionarlo algún día, porque desde que empecé a leer mangas, me fascina Japón.

En fin, lo que quería decir en esta entrada (mientras no dejo de suspirar, como una niña tonta enamorada), es que he decidido dejar de estar como hasta ahora, negándome rotundamente a amar, a querer, a dejarme querer. He estado muy rara últimamente. Soñaba con el amor, pero cuando aplicaba todo lo que significa esa palabra a mi persona, me enfadaba, casi me enfurecía.

Con esto, he aprendido que no hay un único amor, aunque ese siempre es muy importante y deja huella. He conseguido ver que a veces hay que luchar para conseguir aquello que amas.

En una semana, creo que he madurado bastante.

Se acabaron las lágrimas de soledad.

domingo, 27 de marzo de 2011

Días raros...

Últimamente, reconozco que estoy bastante sensible. Lloro mucho, río demasiado, necesito dormir más horas de las necesarias... En fin, para variar, mi vida sigue al revés. Mi cabeza se pasa todo el día funcionando a toda velocidad y no puedo dejar de pensar, de recordar y de imaginar posibles situaciones en las que vería mi vida girar y recobrar algún tipo de sentido. Es todo demasiado raro. Siento que no soy yo misma. Creo que mi alma se está ahogando, pero no sé explicar por qué. Aún así, me siento muy triste, ya digo que lloro mucho.

Llevo casi toda la semana describiendo las escenas que pasan por mi mente. Esta es una de las pertenecientes al día de hoy:

Cuando llegué a la azotea, el viento sacudía mi pelo. Estábamos a una altura tan impresionante que me producía un poco de vértigo.

Él estaba esperándome apoyado en una barandilla. Su pelo estaba más largo de lo que yo podía recordar, pero seguía igual de rubio y liso que siempre. Me miraba, sonriendo. Y yo sentía cómo mi corazón se aceleraba. Decidí acercarme a él, así que comencé a caminar lentamente hasta llegar al lugar donde estaba.

- Hola –me saludó, dedicándome una media sonrisa que me dejó paralizada.

- H… Hola –fue todo lo que conseguí pronunciar.

Seguía mirándome atentamente, en algunos instantes de arriba abajo. Me ponía nerviosa, más de lo que ya lo estaba, claro. Estaba increíblemente atractivo. Noté enseguida que mis sentimientos hacia él no habían cambiado en absoluto, pero me aterrorizaba confesarlo. Tenía mucho miedo, pero no sabía exactamente de qué. ¿Quizá al rechazo, a que no saliera bien? Levanté la mirada para fijar mis ojos en aquellos iris verdeazulados tan increíbles que hacían que mi mundo girase.

- Estás preciosa –comentó él, sacándome de mi ensimismamiento y sin cambiar aquella maravillosa sonrisa.

- Gracias –respondí sonriendo a la vez.

- ¿Sabes por qué estás aquí? –me preguntó, observando el cielo plagado de estrellas.

- Tú me has llamado. Me has pedido que viniera y… supongo que es por lo que estoy aquí.

Y así era. Yo había gastado casi todos mis ahorros en llegar hasta allí. Había cruzado un océano que parecía infinito. Y había subido corriendo las escaleras de aquel edificio sólo para poder contemplar de nuevo aquella mirada. Sólo una vez más.

- Sí. Pero confieso que no tenía esperanza de que vinieras –me dijo honestamente. Lo miré interrogante-. Nos separaban miles de kilómetros y bastante dinero. Pero has venido. Gracias.

No dijo nada más y siguió observando las infinitas estrellas. Mientras tanto, yo estaba alucinando al comprobar que, después de recorrer toda esa distancia, sólo me estaba dando las gracias por haber hecho lo que él quería.

- Pero ¿se puede saber en qué estás pensando? ¿Por qué me has hecho venir? –inquirí totalmente indignada.

- Sólo quería verte –respondió con naturalidad.

- Cretino! ¿Sabes lo que me ha costado venir aquí? ¡Y aún no sé cómo voy a volver! Todo eso para que me vieras y me dieras las gracias por haber perdido mi tiempo y el poco dinero que tenía en venir al otro lado del mundo. ¿Quién te has creído? ¿Qué…?

Tuve que callarme cuando sentí sus brazos rodeándome para tratar que me tranquilizara. Su cuerpo era tan cálido que podía sentirlo a pesar de la ropa. En aquel momento deseaba golpearle, gritarle y decirle mil cosas horribles. Pero no podía. No podía porque de inmediato lo único que podía oír eran los alocados latidos de mi corazón. Y lo único que podía sentir eran sus brazos en torno a mí. Y lo único que podía oler era su pelo. Y así, mi rabia se fue apagando y me relajé.

Con cuidado, se separó un poco de mí. Acarició dulcemente mi mejilla y me habló:

- Te hice venir porque quería verte. Porque necesitaba verte. Porque me he dado cuenta de que si hay algo que realmente quiero ver todos los días, son tus ojos, tus labios, tu pelo, tú. Si tú no estás a mi lado no sé qué hago, no sé vivir. Todo pierde su color. No puedo vivir sin ti –hizo una pausa, mirándome intensamente-. Sé que soy insoportable, caprichoso y que nunca dejo de meter la pata contigo. Pero te prometo que voy a protegerte y que voy a intentar hacerte feliz para siempre. Sólo deseo que estés a mi lado, porque yo sé que sientes lo mismo por mí. A pesar del tiempo, de la distancia. Da igual. Lo puedo leer en tus ojos. Te quiero. No quiero ningún tipo de vida si no es a tu lado.

Estaba estupefacta. Jamás habría imaginado que me diría algo así. ¡Y mucho menos en aquella situación! Con el cielo lleno de estrellas, con el viento azotándonos el pelo, rodeados por las infinitas luces neoyorkinas. Agaché la cabeza, aturdida. Él me quería… Y al pensar en ello, el corazón parecía que se me iba a salir del pecho. Parecía imposible, pero me seguía queriendo. Y esta vez yo no iba a dejar escapar la oportunidad de ser feliz. Porque yo tampoco quería una vida sin él. Porque despertarme sola me entristecía profundamente y siempre acababa buscándolo con la mirada. Porque yo sí que necesitaba ver sus ojos día tras día, escuchar sus palabras, sentir sus abrazos y dulces caricias… Porque yo estaba locamente enamorada de aquel chaval que se encontraba ante mí. Y ya no me importaba reconocerlo. Es más, recuerdo que sentía ansias de gritarlo al mundo. Con él, me sentía como una princesa. El resto del mundo me sobraba. Todo era perfecto. Yo simplemente era feliz. Me sentía llena, completa, libre. Era algo que jamás supe encontrar en ninguna otra persona. Era un sentimiento inexplicable, pero muy intenso y verdadero.

Levanté la mirada.

- ¿Sabes? –le pregunté sonriendo-. Me ocurre lo mismo. No quiero pasar un solo día más de mi vida sin ti. Tú me haces sentir especial. Tú me haces sentir bien conmigo misma y con el mundo. Cuando estoy contigo, nada más importa. Sólo tú y yo. Te amo. No tengo muy claro desde cuándo ni por qué. Pero no puedo vivir sin ti. No quiero vivir sin ti. Te necesito en mi vida para poder ser feliz.

Y, sin más, me tomó por la cintura, acercándome hasta él, y me dirigió una media sonrisa antes de besarme como hacía meses que yo ansiaba que lo hiciera. Es cierto que los besos de algunas bocas saben mejor que otros. Lo sé, lo he comprobado. Tenía la increíble sensación de estar elevándome del suelo, de que todo giraba muy deprisa a mi alrededor, de que estaba soñando. Pero le miré y fue suficiente para decidir empezar a vivir de nuevo. Tenía amor de nuevo en mi vida. Volvía a sentirme llena. Era hora de ser feliz, junto a él, por supuesto.


Y esta es mi historia, como suele decir una amiga mía.

Con el tiempo, estoy aprendiendo a estar sola. A veces duele, porque las heridas dejan cicatrices que siempre están ahí. Y los recuerdos son fantasmas muy traicioneros.

Sólo reconoceré que no puedo dejar de soñar con volver a sentir lo que me hacía sentir una de las personas más especiales de mi vida. La que más feliz me ha hecho y también la que más daño. Ya me da igual que no sea con esa persona, pero necesito volver a sentir eso que no sé explicar. Es horrible, pero creo que soy una adicta al amor. No puedo vivir sin él.

Aún así, una vez más, sobreviviré. Y seguiré inventando personajes e identificándome con otras historias para matar la mía propia.

martes, 22 de marzo de 2011

Fuckin' perfect.



Hoy sólo me apetece escuchar una y otra vez esta canción hasta que me la crea. Por ahora está siendo una misión imposible, pero lo sigo intentando.

¿Por qué esta canción? Pues creo que el videoclip lo dice todo: muestra a una chica que fracasa en todos los aspectos de su vida, hasta que se da cuenta de quién era ella de verdad, y pone remedio para volver a ser ella misma. Y así, la historia tiene final feliz. Por ahora, considero que estoy en la fase de fracaso en el trabajo. Y lo intento, de verdad, pero no puedo... Pero, aparte del videoclip, con el que me siento extremadamente identificada, está también la letra. Por favor, es que es impresionante. Es que parece que la canción está hecha para mí. La escribo traducida, para que no os liéis mucho:

Tomé el camino equivocado, una o dos veces.
Cavé mi salida con sangre y fuego.
Malas decisiones... Bueno, ya está.
Bienvenido a mi estúpida vida.
Machacada, fuera de lugar, incomprendida, Miss "todo está bien"...
No hay manera de hacerme retroceder.
Equivocándome, siempre menospreciándome, subestimándome...
Mira, yo aún sigo aquí.
Preciosa, preciosa, por favor, nunca, nunca sientas
que eres menos que jodidamente perfecta.
Preciosa, preciosa, por favor, si alguna vez sientes que no eres nadie,
eres jodidamente perfecta para mí.
Eres tan cruel cuando hablas acerca de tí misma,
estás equivocada.
Cambia las voces en tu cabeza y ponlas en su lugar.
Es tan complicado parecer feliz, pero puedes lograrlo.
Llena de tanto odio, es un juego agotador.
Ya es suficiente, he hecho todo lo que he pienso,
perseguí a mis demonios, y te he visto hacer lo mismo.
Preciosa, preciosa, por favor, nunca, nunca sientas
que eres menos que jodidamente perfecta.
Preciosa, preciosa, por favor, si alguna vez sientes que no eres nadie,
eres jodidamente perfecta para mí.
El mundo entero está asustado, así que me trago mis miedos.
La única cosa que debería beber es una cerveza bien fría.
Tan guay en línea, y lo intentamos, lo intentamos, lo intentamos...
nos esforzamos.
Pero ¿es una pérdida de tiempo?
No hagas caso a las críticas, porque están en todos lados.
No les gustan mis vaqueros, no les gusta mi pelo.
Nos cambiamos a nosotros mismos y lo hacemos todo el tiempo.
¿Por qué lo hacemos? ¿Por qué lo hago? ¿Por qué lo hago?
Preciosa, preciosa, por favor, nunca, nunca sientas
que eres menos que jodidamente perfecta.
Preciosa, preciosa, por favor, si alguna vez sientes que no eres nadie,
eres jodidamente perfecta para mí.
Preciosa, preciosa, por favor, nunca, nunca sientas
que eres menos que jodidamente perfecta.
Preciosa, preciosa, por favor, si alguna vez sientes que no eres nadie,
eres jodidamente perfecta para mí.


Pues eso. Estoy totalmente perdida. Me cuesta ver con claridad qué se supone que tengo que hacer para que todo vuelva a ir bien... Y me estoy agobiando mucho. Espero que no dure mucho más, porque creo que seis meses enteritos en crisis ya son suficientes. En mi opinión, ya vale de estar al borde de la depresión, jugando con el abismo.

Intentaré creerme la canción y ver que (como mínimo) soy jodidamente PERFECTA.

jueves, 17 de marzo de 2011

Por un mundo mejor.



Una canción puede unir a miles de personas en el mundo cada vez que una de ellas la interpreta con su voz o con un instrumento. De esta forma se demuestra que desde el presidente de los Estados Unidos hasta el indigente que hay en la calle, todos somos iguales.

Hoy, viendo las noticias, me preguntaba desesperada por qué me ha tocado vivir en estos tiempos. Puede que penséis que estoy loca por pensar eso, ya que vivo en un país donde relativamente no hay miseria, tengo una casa donde vivir (buen, dos en realidad), tengo dinero para sobrevivir, tengo comida y agua... Sí. Es cierto. Pero es que no estoy sola en el mundo. Millones de seres humanos, animales, plantas y miles de millones de otros organismos comparten este planeta conmigo. Y no puedo apartar la vista de las catástrofes que azotan el mundo. ¿Qué catástrofes? Pues las que hay a pares y se apoderan día tras día de las noticias que vemos por la tele, leemos en el periódico o escuchamos por la radio: centrales nucleares que están a punto de explotar y acabar con un país entero, políticos corruptos, huracanes, terremotos, inundaciones, tsunamis, desigualdad en las riquezas y en el desarrollo de los países del mundo, hombres que matan a la mujer con la que un día decidieron compartir el resto de su vida, manifestantes masacrados por defender una ideología y la necesidad de cambio político, niños obesos... Podría seguir diciendo muchísimas cosas más, pero creo que con eso basta para que comprendáis mi pesimismo al mirar a mi amplio alrededor.

El mundo está cambiando, puede ser. Pero, según mi humilde criterio, cambia día tras día para ir a peor. A mí, ahora mismo me da miedo pensar en tener hijos en un futuro. ¿Por qué? Porque yo no quiero que vivan en un mundo así. No puedo imaginarme lo que sufriría si se empezasen a drogar a los 12 o los 15 años. No quiero hacerme una idea de lo que supondría para mí que mi hija se quedase embarazada a los 16 años y se negase a abortar. No intuyo qué haría yo si mi país estuviera infectado de residuos nucleares o de cualquier otra arma que los países inventen en el futuro para matarse unos a otros y arrastrarnos a todos en esa ola devastadora de muerte.

Ya vale, ¿no? Por favor, por favor se lo ruego a todo el que esté capacitado para que cambie esto. Por favor: dejad de destruir la vida.

Muchas veces quisiera vivir formando parte de una tribu indígena o de alguna remota aldea de África. Me gustaría formar parte de una comunidad en la que todos estuvieran unidos y supieran valorar la naturaleza y la vida. Ojalá pudiera hacer algo para que los demás se concienciaran de esto que yo veo tan claro. Yo renunciaría por completo a mi vida de ahora y dejaría de utilizar luz eléctrica, gas natural, agua caliente, portátil, móvil, coches... Me da igual. Sería capaz de eso si así puedo asegurar que mis hijos y los hijos de mis hijos vivirán en un mundo mejor.

Por favor, vamos a parar esto. Pero tenemos que hacerlo juntos.

martes, 15 de marzo de 2011

Testamento.

Si supiera que voy a morir en apenas unos minutos, a día de hoy me gustaría describir mis experiencias de la siguiente forma:

Lloré una y mil veces desconsoladamente y sin motivo.
Amé tanto que sentía estallar mi corazón con cada roce de aquella persona. Y fuí amada con tanta intensidad que aquello quedó grabado para siempre en mi alma.
Caminé durante tanto tiempo que mis zapatos se agrietaron y rompieron.
Luché hasta estar exausta, aún cuando sabía que no había apenas esperanza.
Aprendí más de lo que jamás pude llegar a imaginar.
Reí tanto, tantas veces y con tantas personas que gracias a ello debo haber ganado unos minutos de vida.
Confié en las personas a las que amaba. Con muchas me equivoqué.
Viví con ganas siempre que pude.
Me dejé morir tirada en una cama cuando sólo había oscuridad, pasividad, soledad, nostalgia y una infinita melancolía.
Muchas veces caí. Y me levanté con fuerza, con ganas.
Me equivoqué tantas y tantas veces que no sé cómo mucha gente fue capaz de hacer la vista gorda y dejármelo pasar.
Fuí traicionada por gente a la que quería.
Perdí tantas cosas, tantas personas, tantos momentos, que cada vez que me detengo a pensarlo me hundo en un oscuro agujero de soledad.
Conocí a miles (quizás cerca de un millón) de personas. Todas ellas diferentes. Muy diferentes.
Hice cientos de locuras.
Bebí como si me fuera la vida en ello.
Fumé demasiado.
Creé canciones, música, escritos, momentos, personajes, amores...
Fuí totalmente bohemia y soñadora, pues creí en la Belleza, en la Libertad, en la Verdad y, por encima de todo, en el Amor.
Dormí con alguien varias veces.
Tuve todas personalidades que me dio la gana, pues fui bastante versátil: hippie, rockera, emo, pija, normal.
Escondí mis sentimientos en numerosas ocasiones por miedo.
Traté de ser sincera siempre.
Pasé por todos los estados de ánimo posibles: tristeza, alegría, nostalgia, melancolía, inspiración, agotamiento, pasotismo, ilusión, entusiasmo, odio, rencor, satisfacción...
Guardé billones de recuerdos en mi memoria y en mi alma. Espero que siempre estén allá donde esté yo también.
Descubrí que, en realidad, uno nunca está solo. Siempre, siempre, siempre hay alguien ahí.
Aprendí a apreciar a mi familia mucho más de lo que lo había hecho durante la mayor parte de mi vida.
Canté, bailé, actué, toqué la guitarra... Y todo eso en público. Por lo tanto, fuí una artista.
Cambié continuamente mis emociones, mis amigos, mi forma de ser, mi estado de ánimo. Y muy poca gente estuvo siempre ahí.
Crucé toda España en autobús (sí, fueron 13 terribles horas)
Hice deportes con y sin riesgo.
Disfruté del sueño, la comida y el sexo como la que más.
Aporté muchas cosas, entre ellas todo el cariño que pude.
Me dejé llevar en alguna ocasión. Pero descubrí que "dejarse llevar suena demasiado bien".
Hubo gente que me impresionó.
Conocí el amor a primera vista. Y también a mi media naranja.
Me escribieron una canción sólo para mí.
Tuve varios "mejores amigos" y en todos (TODOS) los casos acabé enamorándome de ellos.
Hice de Celestina sólo una vez, con mis dos mejores amigos y acabé tan mal que dejé de creer en el amor durante un tiempo.
Tuve varias parejas, unas más estables que otras.
No he encontrado a la persona con la que quiero compartir el resto de mi vida, pero no me importa demasiado porque he conocido a muchas otras que me han regalado los mejores momentos de mi vida.
He intentado ayudar a proteger el planeta de forma un poco pasiva.
He gritado de emoción.
El 29 de Septiembre de 2007 lloré de felicidad más que en toda mi vida.
Me he sonrojado infinitas veces.
Tuve tantos complejos, que nunca me di cuenta de lo hermosa que era hace 4 ó 5 años, hasta que fue demasiado tarde.
He sentido lo peor que se puede sentir por alguien: PENA.
Me dijeron de todo, desde lo más hermoso (que me lo dijeron con una mirada una noche bajo el cielo estrellado) hasta lo peor de lo peor (que además me lo dijo la que en aquel momento era mi mejor amiga).
Corrí en muchas ocasiones.
Leí montones de libros, casi todos policíacos, históricos o fantásticos.
Escuché millones y millones de canciones, y me aprendí la mayoría. Hoy, mi repertorio musical es casi tan amplio como el de mis conocimientos en otras materias básicas, producto de mi formación académica.
Tuve muchísimos miedos y algunos no los he superado aún.
En más de una ocasión perdí toda esperanza y pensé en desaparecer para siempre de este mundo. Siempre me faltó valor para llevar a cabo tan vergonzosos y macabros planes.
Perdí la cabeza, el Norte, la ilusión... y casi la personalidad.
Aprendí a sobrevivir contra todo lo que se me interpusiera.
Dí y recibí miles de besos de todo tipo.
Regalé y me regalaron montones y montones de abrazos.
Y amé... sobre todo amé.

En fin... yo diría que habría vivido una vida plena y satisfactoria. Hay mil cosas más que me gustaría experimentar, pero si muriese hoy, no me importaría demasiado. Me doy por satisfecha. Sólo me preocuparía el efecto que tuviese sobre mi familia. Puede que leer lo que acabo de escribir los tranquilizara en parte (pues he sido bastante feliz). O quizás no.

Espero que tarde en llegar este día, pero si lo hace, estoy muy preparada para afrontarlo.

domingo, 13 de marzo de 2011

Love Actually.

Hoy no me apetece mucho hablar, pero tenía que dejar aquí escrito lo siguiente (y comentarlo):

"Siempre que me siento pesimista por cómo está el mundo, pienso en la puerta de llegadas del aeropuerto de Heathrow. La opinión general da a entender que vivimos en un mundo de odio y egoísmo, pero yo no lo entiendo así. A mí me parece que el amor está en todas partes. A menudo no es especialmente decoroso ni tiene interés periodístico, pero siempre está ahí: padres e hijos, madres e hijas, maridos y esposas, novios, novias, viejos amigos... Cuando los aviones se estrellaron contra las torres gemelas, que yo sepa ninguna de las llamadas telefónicas de los que estaban a bordo fue de odio y venganza. Todas fueron mensajes de amor. Si lo buscáis, tengo la extraña sensación de que descubriréis que el amor, en realidad, está en todas partes."

Precioso, ¿verdad? Es la introducción de la película que he estado viendo esta noche, Love Actually, una de mis favoritas. Me sé prácticamente el guión, las canciones... Todo. Y hay momentos de la película realmente enternecedores, emocionantes, emotivos, y, sobretodo, románticos. Y estoy excesivamente sensible últimamente.
El amor está en todas partes. Love is all around. Es una canción, en realidad. Además, me gusta esta introducción porque refleja una de las cosas de las que estoy segura: no existe un tipo de amor, sino muchísimos. Entre los miembros de una familia, entre las parejas, entre los amigos... En fin, me parece un mensaje optimista pensar que el amor está en todas partes y que sólo hay que saber mirar para encontrarlo.

No es la primera vez que veo la película y a lo largo de la misma he reído y llorado muchísimo. Es que, normalmente, las películas tienden a idealizar mucho las cosas. Y especialmente el amor. El amor, por Dios, que es lo que más amo en este mundo. El amor, que es tan escaso ahora mismo en mi vida, que es algo que en el sentido de pareja me da más miedo que nunca, que es lo que todo el mundo necesita para ser completamente feliz, lo que todo el mundo quiere en realidad.

Hay algunas escenas con las que me siento identificada, otras con las que pienso "ojalá me pasara a mí" y otras que simplemente me parecen de lo más normal que suele pasar cuando conocemos a alguien que nos remueve algo en lo más hondo y escondido de nuestro ser. No sé...

Existen días de mi vida en los que necesito estar sola conmigo misma. Son días un poco más bajos que los demás, en los que necesito analizar mi vida. Hoy, por ejemplo, he estudiado, he salido a caminar durante más de una hora, he hecho deporte, he visto atardecer desde el paseo marítimo... Ese tipo de cosas que normalmente no hago. Jajaja. Y ha sido bonito, revitalizante.

Últimamente, reconozco que no he pasado por mi mejor momento (¿qué raro, verdad?), y hacer esto me ha hecho sentirme un poco más viva. Igual debería repetirlo todos los días que me fuese posible y así retomar un ritmo de vida lógico, saludable y todas esas cosas. Son las una de la madrugada y estoy muy cansada, pero antes de leer me permitiré el pequeño lujo de leer un poco. He descubierto en esta terrible y solitaria semana que leer por las noches me ayuda a dormir mejor. En los libros también encuentro el amor y por eso me ayudan a soñar con él.
En fin, el amor está en todas partes, chicos/as. Buscadlo, por favor. Yo lo hago cada día.

NOTA: Inevitablemente, tenía que poner las siguientes imágenes de la película. Reflejan uno de los momentos en los que más identificada me siento. He anotado las traducciones debajo de las fotos. Espero que os guste. :)








Di que son niños cantando villancicos







Con un poco de suerte, el año que viene







estaré saliendo con alguna de estas chicas....
















Pero por ahora, déjame decir,








sin ninguna esperanza,







sólo porque es navidad-







(y en navidad se dice la verdad)






Para mí, tú eres perfecta













Y mi desgastado corazón te amará









hasta que estés así...






















Feliz Navidad





























domingo, 6 de marzo de 2011

Surrealism

Cuento estrellas antes de dormir
para no volverme loca...
Mientras el surrealismo se apodera de mi vida, lucho incesantemente para encontrar algo de estabilidad en esta tempestad que azota los cimientos de mi diminuta existencia. Buscando el camino correcto para caminar, voy descubriendo ciertas cosas que me impresionan o me desconciertan o me hacen feliz. Hay de todo.

Gratamente sorprendida de comprobar lo viva que estoy y lo frágil que me estoy haciendo, he decidido variar mi rumbo de vida. Sí, señores, mañana por fin iré al gimnasio, iré a clase, estudiaré por la tarde, iré a prácticas y volveré por la noche agotada pero con todo el derecho del mundo a sentarme tranquilamente en mi sofá para ver una película o una serie buena. Voy a intentarlo, ¿por qué no? Hacer nada no me llevará a ninguna parte, pero quizás si intento avanzar, las cosas cambien. Nada pierdo por intentarlo y, quizás así me sienta incluso más viva de lo que ya estoy. Estimulación. Eso necesito. Pero ahora mismo estoy tomándome unas extrañas vacaciones que en realidad sé que probablemente no son realmente merecidas, pero estaba agotada tras la primera quincena de febrero. Ahora ya es marzo y es hora de ponerse las pilas, sacar de nuevo toda esa fuerza que late dentro de mí y tirar pa' lante.

Mientras tanto, embelesada por las vidas de las personas que me rodean en cada pequeño instante de mi vida, trato de comprenderlas, sin obtener grandes resultados con la mayoría. Aún así, no puedo evitar analizar las conductas, intentar ver más allá, descifrar miradas, entender... básicamente entender al resto del mundo. Pero, obviamente, es muy complicado.

Mi vida es extraña. Vivo por rachas. Hay momentos en los que estoy completamente entregada a la vida y otros en los que me dejo morir, tirada en la cama, vagueando. Acabo de pasar por uno de esos últimos y ahora me apetece de nuevo enamorarme de la vida. ¿Cómo? Pues de varias formas: con la vida social, con la música, con nuevas metas... Para resumir: con dos cojones. Reconozco que tengo bastante tendencia a la autocompasión, pero ya vale, por ahora.

Estoy escuchando mientras escribo una canción de Belén Arjona con su nuevo grupo "Bel and the Boy", y se llama "Do we belong there?". Gente española que canta en inglés. Me fascina. Belén siempre suele ser de inspiración para pararme a pensar, a reflexionar. Me ayuda a encontrarme conmigo misma, a recordar quién quiero ser. Y antes escuchaba a Vega, cantando "Cuánta decepción". Dos cantautoras españolas. Es parte de lo que quiero ser. Por eso hoy mismo he decidido que empezaré de nuevo a componer, después de unos... 5 años más o menos. Me apetece, me hace ilusión. Aparte de mi vida normal, tengo cierta vida como artista y lo cierto es que la tengo bastante abandonada. Claro que, como todo artista en algún momento he sufrido ciertas decepciones que me han hecho dudar de si sirvo para esto o no. La cuestión es que ya me da igual. Voy a volver a escribir canciones.

En fin, los carnavales de Cádiz me tienen algo trastornada porque han sido considerablemente surrealistas. En breves, os contaré mis experiencias de este año. Algunas cosas.

Hasta entonces... Ciao!

viernes, 4 de marzo de 2011

¿Conocido? ¿Desconocido?

Y le veo, tan lejano como una estrella pero tan cercano como el aire, tan imposible de alcanzar como el Sol, tan extrañamente ideal que no logro creer que exista de verdad. Tiene que tener algún defecto, seguramente tendrá más de cien, lo que pasa es que sólo puedo ver lo que él quiere mostrar. Nada más. Aún así, puedo leer en él cosas que no dice. Son pocas, por ahora, pero no está mal.

En realidad me da un poco de miedo pensar que está ahí, prácticamente al alcance de mi mano. Y es que el sólo pensamiento de que me vuelva a equivocar, me aterra. Además, tengo la rara sensación de que no lo conozco lo suficiente para decidir si quiero saltar a la piscina tan pronto. Quizás, deba seguir esperando, dejando el tiempo y las cosas pasar poco a poco. Sin embargo, es fácil decirlo pero no hacerlo porque hay muchas veces en las que la ansiedad por verlo me quema, y hay otras veces en las que necesito saber más, mucho más sobre él. No se puede descubrir a una persona en apenas dos meses, pero poco a poco, creo que lograré conocerle y entonces supongo que será el momento de decidir.

Por ahora, sólo tengo esta extraña agonía por llevar más de una semana sin disfrutar de su presencia o de un saludo o de una mirada. Espero que mañana acabe terminantemente.

miércoles, 2 de marzo de 2011

Apetencias.

Un rayo de Sol al comenzar el día.
El último rayo del Sol al apagarse la tarde.
La suave caricia de la brisa marina.
El beso del viento al acostarme.

El corazón palpitante de la emoción
con sólo mirarte.
La sonrisa de los ojos de un amigo.
Ese nerviosismo expectante.

El roce del dulce sueño
de poder alcanzar la lejana meta.
La luz del final del túnel
cuando saco fuerzas para superarme.

La vida de cada pequeño ser
que realiza su cometido en este pequeño mundo.
La evolución de cada criatura,
cada una con su turno.

Las edades antiguas con sus míticas creencias.
El mundo actual, donde ya no se cree en nada.
Los cambios en las artes y las ciencias.
El declive de la esclavitud y la espada.

Luchas por poder, amor, ambición o envidia
sustituidas por economía o diplomacia.
Poco a poco caemos en la rutina y la desidia,
sin pensar en cómo antes se cayó en la desgracia.

Frente al cielo plagado de estrellas
nada somos, nada hemos sido y nada seremos.
Cuanto más pasa este absurdo tiempo creado
menos y menos creceremos.