miércoles, 26 de diciembre de 2012

Entrevistas imaginarias. 1

- ¿Cómo te sientes ahora?
- Bien. Genial. Fuerte, poderosa e indestructible.
- Pero, ¿después de todo lo que ha pasado?
- Sí. Lo que ha pasado no ha sido culpa mía, sino decisión de otra persona. Esa persona que acarree con su conciencia y con las consecuencias de sus actos. A mí ya no me afecta.
- ¿Y no sientes ganas de llorar?
- Pues sí, pero no puedo. Por más que lo intento es mayor la rabia y el odio que el dolor. Cada vez que creo que me voy a venir abajo hay una parte de mi subconsciente que se niega a derramar una sola lágrima más por esa persona que no merece ni el aire que respira. Me niego a sufrir. Me cierro ante ese sentimiento.
- Entonces, ¿no sientes nada? ¿Dolor? ¿Rabia?
- Siento rabia, frustración, incertidumbre, odio, rencor, ira, asco, indignación... Y sí, dolor. Pero he enterrado el dolor en alguna recóndita parte de mi ser de la que no lo dejo salir. También siento orgullo. Me siento muy orgullosa de mí misma.
- ¿Por qué?
- Por haber aprendido a ser fuerte. Por hacer todo lo que llevo haciendo estos seis días infernales. Por seguir manteniendo mi optimismo y mi alegría. Por ser todo lo que la otra persona no es. Por poder ser capaz de darlo todo por aquellos que amo. Por anteponer la felicidad de los demás a la mía propia. Por muchísimas cosas, en realidad.
- ¿Y qué vas a hacer ahora? ¿Lo mismo?
- Bueno... Me dedicaré un poquito más a mí y a mis estudios, trabajos y demás. Necesito hacer eso bien, porque tengo muchas esperanzas centradas en mí y en terminar este año. No puedo defraudarles ni defraudarme. Tengo que luchar porque eso salga bien. Pero, además, seguiré haciendo lo que he estado haciendo hasta ahora. Y no voy a llorar. No voy a llorar. Sólo voy a limitarme a sobrevivir y a ser feliz.

Hielo y roca. Indestructible.

¿Y qué haces cuando el dolor te quema por dentro pero una parte de ti se niega rotundamente a derramar una sola lágrima? ¿Qué pasa cuando sientes que te has vuelto repentinamente insensible? ¿Qué haces cuando ya no te importa lo que esa persona haga o deja de hacer? Nada. No queda nada que hacer, salvo seguir con tu vida, asumiendo que eres mucho más fuerte de lo que pensabas. 

Y, a pesar de mi propio dolor, lo que peor llevo no es mi sufrimiento, sino el de los demás. Esa frustración que provoca la impotencia de no poder hacer nada más por aquellos que amas. Se hace insoportable verlos sufrir de una manera tan desgarradora, cada cual a su forma. Unos se sientan en un sillón a llorar o a darle vueltas a la cabeza mientras, distraídos hacen un sudoku. Otros, no lloran tan a menudo, pero se sientan en un sillón durante toda la tarde y gran parte de la noche, al lado del teléfono, esperando una llamada que en 6 días no ha llegado. Otros cometen excesos con alcohol, tabaco y euforia provocada por la rebeldía de negarse a encerrarse en casa para comerse el coco. Otros no tienen edad para enterarse de esta película... Y en medio estoy yo. Ayudando a unos y a otros. Sin tener tiempo para dedicarme a mí. Continuamente preocupada de que todos estén bien. Saliendo con unos, con otros, dando cariño, intentando aportar alegría y entusiasmo. 

Y me siento de hielo. Me siento como su fuera una durísima roca. No me puede hacer daño nada. En cualquier otro momento de mi vida, si hubiera pasado esto, yo estaría llorando, hecha polvo, destrozada... Como están todos. Pero en este momento no puedo. Y no quiero. ¿Para qué? No quiero darle a nadie el gusto de ver lo frágil que soy. No quiero dejar que esto me haga daño y estoy sorprendida, porque lo estoy consiguiendo. He descubierto hasta dónde puede llegar el poder de mi mente. He decidido que esto no me va a afectar y aquí estoy, tan tranquila. 

Pero es que son los demás... Son los demás lo peor... No sé qué hacer con ellos. No sé qué mas puedo hacer para ayudarles. Y algunos es que ni se dejan. Y yo no puedo más. Porque estoy haciendo de madre, de hija, de jefa de la casa, de hermana mayor... Y es mucha responsabilidad. Me siento algo agotada, pero sigo sin rendirme a la desesperación, a la pena y a la autocompasión. 

He llorado demasiado en los últimos 5 años, por unos, por otros y por mí misma. Y estoy harta. HARTA. Completamente harta de lamerme las heridas, de autocompadecerme, de lamentarme... Me niego. Yo he decidido ser feliz. Y nadie se va a interponer en mi camino, simplemente porque yo, lejos de hacerle daño a nadie, me esfuerzo día tras día por hacerlos a todos felices. Y si estoy haciéndolo todo perfectamente, ¿por qué demonios me voy a sentir yo mal? A las personas no se les puede ayudar si no quieren tu ayuda. No se les puede hablar si no quieren escucharte. No se les puede abrazar si te dan puñetazos. Y yo puedo ser de mucha ayuda, si se me hace caso, se me escucha, se me entiende lo que quiero decir y se acepta mi humilde ayuda basada en la experiencia. Pero nadie se deja, y a mí no me queda otra que seguir tirando de este enorme carro. 

Yo estuve en lo más hondo del más profundo y oscuro abismo. Y no quiero volver ahí jamás. Mientras me queden fuerzas, yo voy a seguir luchando día tras día contra eso. Siempre. Porque yo tengo derecho a ser feliz. Tengo todo el derecho del mundo mientras no le haga daño a nadie, que no se lo hago. Por lo tanto, voy a limpiar por enésima vez las mierdas que otros han dejado. Voy a ejercer de amiga, madre, anfitriona de la casa, hermana y todo lo que haga falta. Porque yo soy así. Y, a pesar de que me rodee el dolor, la frustración, la incertidumbre y la rabia, no me voy a rendir. Voy a seguir con mi actitud positiva. Y voy a seguir siendo fría como un témpano de hielo. Porque, ahora que todos están destrozados, es lo que se espera de mí. Y pienso cumplir todas sus expectativas con creces. Porque ellos sí se lo merecen. La otra persona no merece ni una sola de mis lágrimas. 

lunes, 10 de diciembre de 2012

Volar alto. Muy alto.

Las imágenes se sucedían tan rápidamente que no le daba tiempo a asimilar una cuando otra se abría paso a través de su mente.

La primera era una mañana nubosa y fría en la que una fina cortina de lluvia empapaba el asfalto de una interminable carretera solitaria. Después aparecía un edificio borroso que parecía abandonado. Ella intentaba acercarse dubitativa, pero antes de que pudiera alcanzar la oxidada verja de hierro, otra imagen aparecía nítidamente en su mente. El suelo esta vez estaba cubierto de césped y centelleaba bajo el Sol radiante de una mañana de primavera. Y ella estaba sentada sobre él, dejando que la luz del Sol la envolviera en su abrazo. Después sintió como si estuviese volando a mucha velocidad, ascendiendo, y su corazón latía desbocada y descontroladamente. La siguiente imagen que pudo ver fue la de las baldosas de un suelo de mármol, tan lisas, tan brillantes, tan monótonas. Se sintió muy aburrida y decepcionada porque hubiera pasado aquel momento de gloria en que se elevaba hacia ninguna parte, aunque su corazón aún palpitaba al recordar aquel repentino vuelo. Transcurrido un tiempo indefinido, las baldosas dejaron paso a una sala blanca y vacía. Allí sólo había una silla, como las que suele haber en en instituto, en la que ella estaba sentada. Miraba hacia todas partes pero sólo veía... nada. Y nuevamente aquel vuelco en el estómago al recordar el acelerado ascenso que había experimentado anteriormente. De lejos llegaba el sonido de una música relajante, pausada, limpia y casi frágil, que trataba de calmar su ánimo. Fue entonces cuando se dio cuenta de que estaba muy nerviosa, muy acelerada y respiraba entrecortadamente. La siguiente imagen que se descubrió ante ella era la de una nueva carretera rodeada de desierto a través de la cual ella estaba caminando. Tenía la sensación de que era como una cinta deslizante, como las de los gimnasios. A lo lejos veía una gasolinera, pero cuanto más avanzaba y se esforzaba por acelerar, más se alejaba la gasolinera. Comprendió que a eso se debía la sensación de nerviosismo, de ansiedad y de agobio. Siguió caminando mucho tiempo, tal vez horas, pero no llegó a su destino. Agotada se vio a sí misma desplomarse en el suelo, encogerse y sollozar agotada...

Y allí se detuvo todo. De repente, abrió los ojos y se vio guardando cajas en un diminuto armario trastero, rodeada de gente que no veía. No podía dejar de sentir un pellizco en el estómago al sentir como se había visto a sí misma elevándose a toda velocidad en un remolino de sentimientos como ilusión, esperanza, alegría o cariño. Quería sentir de nuevo aquella sensación. Era como una droga. Una droga que moría por volver a probar. Pero no sabía cuándo sería la siguiente ocasión, así que se limitó a aislarse en sí misma, respirar hondo y rememorar aquel instante de euforia y de plenitud.

Por algún motivo no dejaba de asociar aquella sensación a una sonrisa... A la sonrisa de él. Sólo su sonrisa. Y su mirada. Y su voz. Y su aura, deslumbrante como la luz de mil soles.

martes, 4 de diciembre de 2012

Mierdas.

Tragar lágrimas en silencio. Callar. No pensar. Coger los apuntes. Leerlos. No enterarme de nada. Releerlos. Comprender algo. Leerlos una tercera vez. Ya voy cogiéndole el sentido. Sacar un par de folios. Empezar a resumir. Otra oleada de lágrimas. Me las trago. La rabia me corroe, aunque la ignoro. Sigo resumiendo. Mejor será que me ponga música. Sí, algo triste. Y sigo resumiendo apuntes. Adelantando trabajo para cuando llegue el momento de demostrar todo lo que puedo hacer y todo lo que valgo. Para cuando llegue el momento de compensar deudas. Luchando por conseguir aquello que les han quitado a mis padres poco a poco: dinero. Siempre es el puto dinero. Lo odio. Algunas veces pienso en que prefiero morirme antes que vivir en esta mierda de mundo donde unos pocos acaparan el poder y los beneficios mientras los demás (la aplastante y exasperante mayoría) los mantienen y trabajan para no ver recompensadas sus jornadas de no parar.

¿En qué mierda de mundo vivimos?

A veces, repito, preferiría estar muerta. Porque tengo cada día más claro lo difícil que va a ser conseguir ser alguien (o, en su defecto, algo) en esta sociedad consumista, pobre, asquerosa y clasista en la que vivo.

Y hasta aquí mis conclusiones del día de hoy.

Igual parezco imbécil, pero otra cosa no puedo hacer siendo tan pobre de manera tan injusta.

Ahora entiendo a mis padres. Y los compadezco.

sábado, 1 de diciembre de 2012

Situación actual.

Miedo y alegría. ¡Qué dos emociones tan distintas! Pero hoy siento ambas a la vez.

Siento miedo al echar la vista atrás y verme en esta misma época el año pasado. No podía estar más perdida ni más ciega. Veía las cosas de una forma idílica que, por supuesto, no era la real. Me dejé llevar por el entusiasmo y las ilusiones acumuladas durante dos años. Recuerdo vívidamente cómo el mundo se derrumbaba a mi alrededor mientras yo empleaba mis energías en luchar contra el temporal de cara. Después, como es obvio, caía rendida cuando no podía más y me dejaba llevar por una espiral de amargura, dolor e impotencia. No me daba cuenta de que aquella no era la estrategia adecuada. No era capaz de asumir el hecho de que no debía enfrentar la tormenta, no debía correr contra ella, sino mantener una posición. El truco estaba en permanecer con los pies clavados en el suelo, sin dejar que me arrastrara. Pero, como venía diciendo, estaba muy ciega. A veces soy como un burro con una campana: me ciego en una sola cosa y no soy capaz de ver lo que hay alrededor. Claro que, gracias a eso, me he llevado muchísimos palos y he aprendido muchas cosas. ¡Y menos mal!

También siento, como comentaba al principio, alegría. Mucha alegría porque me miro ahora al espejo y sonrío porque me encanto. Más gorda, más flaca... Da igual. Me veo más sana por dentro y por fuera. Y más feliz. Infinitamente más feliz. Me siento más grande, pero no físicamente, psicológicamente, ni siquiera en edad. Me siento más grande en aura. De una forma que nadie que no me haya visto cayendo al abismo puede entender. Mi ritmo de vida es apoteósico e incluso estresante a veces, pero me gusta. Esas mil cosas que hago cada día me hacen sentir que estoy viva. Me hacen irme a dormir cada noche más tranquila. El hecho de estar equilibrada por fin me está sentando como una suave brisa que llega después de un calor asfixiante. Estoy haciendo mil cosas por mí, y sólo por mí. En el ámbito de los estudios estoy estudiando, trabajando, asistiendo a todas las clases, entregando todos los informes en sus plazos, hablando con los profesores... Y todo ello con energía positiva al máximo. En la amistad, he retomado las amistades que dejé de regar hace 2 o 3 años, estoy conociendo a muchísima gente nueva, me estoy abriendo a las personas (moderadamente siempre) y estoy descubriendo que les gusto a muchas de ellas tal como soy. Ya no llevo máscaras ni caretas, ya no intento aparentar nada. Ahora me muestro como soy, como he conseguido llegar a ser después de muchos años y experiencias: íntegra, leal, sincera, lógica, agradable, simpática, positiva, cariñosa... Y no va nada mal. Todo esto aún me tiene muy sorprendida, pero me hace extremadamente feliz. En cuanto a los sentimientos amorosos... ando algo perdida. Y pasota, por qué no. He conocido a chicos que me han resultado interesantes, pero (por ahora al menos) ninguno me llena lo suficiente. Aún así, a los que más me gustan (2 concretamente) los tengo en "periodo de prueba". Digamos que los estoy conociendo y barajando posibilidades de cara a un futuro no muy próximo, porque ahora no quiero lanzarme a la piscina sin pensarlo. Necesito conocer a las personas, sobre todo si existe posibilidad de tener algo más que una bonita amistad. Sin embargo, no estoy preparada para mantener una relación de ese tipo con nadie. Y es algo muy fuerte porque yo soy lo más enamoradizo y romántico que hay en el mundo. Pero no puedo. El miedo (o pánico o terror) a que me hagan daño me hace encogerme sobre mí misma y cerrarme en banda. Tengo momentos de tonteo, euforia o calentón, como todo el mundo. Pero ahora (a diferencia de otras muchas veces) soy yo quien lleva el control. Y me gusta. Me siento poderosa. Lo único es que me da miedo volverme una persona fría y calculadora. Espero que ese momento no llegue jamás.

Y este es el resumen de mi vida a día de hoy. Estoy un poco melancólica, casi nostálgica. Hoy me falta algo y no sé qué es. Pero, como dice mi madre, se puede perder la cabeza pero no el tiempo. Así que, ignorando esa sensación que me aprieta el corazón y que no entiendo, me voy a volver a sumir entre mis apuntes para hacer algo por mi vida.

I'm an Echelon.

Mucho más que una banda, mucho más que música, mucho más que fans, mucho más que una sola voz, mucho más que canciones, mucho más que unas caras bonitas... 30 Seconds To Mars y los Echelon son una sola y misma cosa. Somos una familia. Compartimos un sentimiento, un propósito, una misma voz, un mismo amor. Somos todo y no somos nada.


domingo, 25 de noviembre de 2012

Las riendas de tu vida.

Desempolvó la oscura funda y sacó de ella la guitarra.

Acarició las cuerdas levemente, sin hacer mucho ruido. Necesitaba expresarse, fundirse con ella, desgarrarse por dentro el alma y sacar lo que la estaba volviendo loca. Pero las cuerdas necesitaban unos retoques de afinación. Sonaban fatal.

Se puso a ello mientras reflexionaba sobre todo: sobre ella, sobre lo que quería, sobre lo que hacía... Y, especialmente, sobre cómo las cosas estaban cambiando últimamente a toda velocidad, y ella iba perdiendo cada vez más y más control sobre ella misma y sobre su vida. Y odiaba no tener el control. A veces, llegaba a rozar lo obsesivo, pero le gustaba tenerlo todo diseñado a su manera, planeado de acuerdo a sus propósitos e ideas. En el momento en el que algo se le iba de las manos se sentía perdida. Totalmente perdida.

Ahora que la guitarra sonaba algo mejor y las cuerdas vibraban bajo sus dedos, se dejó llevar por el torrente de emociones que sacudían su alma. Sin darse cuenta empezaron a caer lágrimas por sus mejillas, deslizándose hasta su cuello y perdiéndose en él. "No tengas miedo", se repetía una y otra vez. Pero no era capaz de creérselo. "¿Qué estoy haciendo?", "¿Por qué no tengo el control sobre mí misma y me dejo llevar por las ganas de disfrutar?", "¿Hasta dónde tendré que llegar para parar?"... Y así muchas otras preguntas se amontonaban en su cabeza mientras sus dedos acariciaban las cuerdas suavemente, como si fuesen un bálsamo reparador.

No sabía cuánto tiempo había estado tocando aquella vieja guitarra, pero, cuando los dedos de la mano izquierda estuvieron doloridos de apretar las cuerdas contra el mástil, paró. Se sentía tan perdida que no era consciente del dolor. De ningún tipo de dolor.

Se levantó y dejó la guitarra sobre la cama para mirarse al espejo. Vio sus ojos enrojecidos por las lágrimas derramadas. Vio su pelo ondulado resbalar por sus hombros. Vio su cuerpo, ahora más delgado, y se dio cuenta de que tampoco era para tanto. Vio sus labios que la noche anterior habían estado pintados de rojo. Los acarició y decidió que no tenían nada de especial para que varios chicos hubieran deseado besarlos la noche anterior.

Se miró de nuevo entera en el espejo. No tenía nada de especial. y, sin embargo, había algo en sus ojos que estaba escondido. Era como un brillo que gritara "Aquí hay algo más". Sacudió la cabeza recordándose a sí misma que en el mundo en el que vivimos, se tiene en cuenta sólo el aspecto físico. Los sentimientos, anhelos, emociones, sueños, no cuentan. Entonces ¿por qué ella? ¿Por qué la chica que veía ahora reflejada en el espejo? ¿Por qué demonios tenía que pasarle esto cada noche que salía? Se encogió de hombros y decidió que no podía perder más tiempo sintiéndose tan indefensa y perdida.

Había llegado la hora de retomar las riendas de su vida.

viernes, 23 de noviembre de 2012

Cuestión de necesidad.

Y esta noche yo también necesito un hombre que me haga el amor, me haga sentir una diosa y se acueste a mi lado, velando mi sueño y protegiéndome entre sus brazos.

Quizás mañana no necesite eso... Pero hoy .

miércoles, 31 de octubre de 2012

Sentimientos inexplicables

Estaban sentados uno junto al otro, él algo más recostado sobre su parte del sofá que ella. Sus piernas se rozaban ligeramente y, con cada roce, ella se ponía más nerviosa. No había demasiada confianza, sólo la justa para bromear sobre la curiosa pareja que podrían formar. No tenía ningún sentido pero, sin embargo, ahí estaba esa sensación de nudo en el estómago, de que le faltaba el aire, su corazón acelerado de estar tan cerca de él.

Se habían quedado solos viendo la película. Y la habitación estaba algo oscura. Era la hora de la siesta y apetecía descansar. A ella le apetecía recostarse, pero temía que si se recostaba sobre él, la rechazaría. Así que permanecía rígida en su sitio. Él estaba medio dormido, así que decidió acomodarse ella también mientras no hubiera nadie más en el sofá. Él se dio cuenta y la miró.

- Échate sobre mí, no me importa.

Y ella, con las mejillas incandescentes, lo hizo. Apoyó la cabeza sobre su pecho y se dejó abrazar mientras sentía la calidez que emanaba del cuerpo de él, oliendolo, escuchando su corazón... Por un instante se sintió como volando a gran altura. Era como un sueño sentirse protegida por aquellos brazos tan increíbles y fuertes, sentir la respiración de él que suspiraba sobre su pelo, escuchar sus latidos, rozar sus manos...

Se alarmó al darse cuenta de que en aquel preciso momento, en aquella posición en concreto, parecían realmente una pareja de enamorados. Algo en su interior se revolvió de ganas de hacer esa sensación una realidad, pero otra parte de ella la obligó a bajar de las nubes y recordarle que, a pesar de las bromas que se gastaban siempre, él jamás sentiría nada por ella. Y, sin saber muy bien por qué, aquello la hirió profundamente. Respiró hondo, allí apoyada sobre él, y decidió que, mientras pudiera, disfrutaría de aquellos pequeños momentos. Callaría aquel remolino de sentimientos y sensaciones que se acumulaban en su corazón. Ya habría tiempo para pensar y, sobre todo, para olvidarlo.

La película acabó. Y ella se incorporó a desgana pero fingiendo determinación. Él también se incorporó y, tras ponerse en pie, se estiró, dejando entrever algunos de sus perfectos abdominales. Luego volvió a sentarse.

- Voy a por un poco de agua, ¿quieres? -dijo ella, algo incómoda por el silencio que se había formado entre ambos al terminar la película.

Él aceptó, sonriendo.

Mientras se alejaba hacia la cocina, ella pensaba en que era una estúpida por plantearse siquiera la posibilidad de estar con aquel chico tan... diferente a ella. Jamás sentiría nada más que un poco de cariño hacia ella, se recordó por enésima vez. Sacudió la cabeza y llenó los dos vasos de agua. Se dio cuenta de que había lágrimas tratando de asomar a sus ojos y decidió tomarse un minuto para ella en la cocina, para evitar que él notara que estaba mal por algo. Después respiró hondo y volvió al salón.

Lo que ella no sabía era que, mientras había ido a la cocina, él había estado evocando a cada segundo el olor de su pelo, el tacto de sus manos, la respiración relajada de ella apoyada sobre su pecho... Y se había descubierto a sí mismo suspirando sin querer y fantaseando con que cualquier día acabaría estando con aquella chica tan distinta, tan especial y tan rara. Sonrió para sí mismo, pensando que apenas la conocía. Y, sin embargo, ya empezaba a echarla de menos cada vez que se separaba de ella. Era cierto que aquel era un sentimiento que olvidaba después de estar un par de días sin verla. Pero era increíble aquel calor que recorría su cuerpo cada vez que la veía (y más cuando la veía sonreír) y era más horrible aún la sensación de alejarse de ella, de tener que irse y de no saber si la vería en una semana o tal vez dos días más tarde. No entendía por qué sentía aquellas cosas, pero, habiendo chicas más monas, más fáciles y que le gustaban más, no pensaba perder el tiempo... O al menos eso pensaba hasta que ella volvió al salón y su presencia lo iluminó como un Sol en medio de la oscuridad infinita.
Días de lluvia en los que aparecen en la mente momentos pasados e irrepetibles y llegan esas sensaciones de vacío en el estómago, en la mente, en el alma y en el corazón. Eso sí... Cada vez tengo más claro que mejor sola que mal acompañada.

Y me pregunto por qué soy incapaz de plantearme siquiera estar con un chico. Me da pánico que intente acercarse más de la cuenta, que intente besarme o coquetear conmigo. No sé qué pasa conmigo, la verdad. Yo no solía ser así. Pero estoy muy rara...

Espero que se me pase pronto.

No quiero.

No quiero.
No te quiero.
Pero los recuerdos están ahí
y odio recordar(te).
Me encantaría poder borrarte por completo
y no volver un año atrás
cuando muchas cosas eran distintas...
Pero hace poco hizo un año de una cosa
y dos de otra...
Y así no.
Odio recordarte.
Vete de mi cajita de momentos.
Sal de mi mente.
No quiero.
No te quiero.
Sólo deseo olvidar(te).

domingo, 21 de octubre de 2012

Retos.

A veces nos gustaría que las cosas fueran más fáciles pero... si las cosas fueran más fáciles, ¿qué retos tendríamos día tras día? No nos quedaría nada por lo que luchar. El hecho de que las cosas no salgan como esperamos, o que aparezcan baches en el camino es lo que nos incita a superarnos, a trabajar, a darlo todo.

No quiero que me salgan las cosas bien. No quiero que me lo pongan fácil. Nunca me han puesto nada fácil. Si ahora lo hicieran, me decepcionaría porque no tendría que trabajar como siempre lo he hecho.

Soy demasiado perfeccionista, puede que incluso obsesiva. Y eso me genera estrés, pero, por otra parte, me gusta mi estrés, me gusta tener mil cosas que hacer. Me gusta superarme día tras día. Pero tengo que aprender a encontrar un equilibrio entre trabajo y diversión sin que ello genere estrés ni arrebatos de culpabilidad. Así que ese es mi nuevo reto: aprender a tener un equilibrio entre lo que es el tema de los estudios y encontrar ratitos para mí, para disfrutar y ser feliz.

¡¡¡A por ello!!!

sábado, 25 de agosto de 2012

Nervios pre-Septiembre.

Estamos ya a 25 de Agosto. Faltan sólo 7 días para irme de casa, para instalarme en Jerez, y 9 días para hacer el primer examen. Y estoy muy asustada. ¿Y si no me salen bien? ¿Y si decepciono a mis padres y tengo que volver a matricularme de varias asignaturas por 2ª o 3ª vez? ¿Y si suspendo la maldita QDA y este año tengo que hacer mil papeleos para volver a presentarme?

Lo estoy intentando, juro que lo estoy intentando. Pero tengo la sensación de que nada es suficiente. Hay algo dentro de mí que me hace dudar. Y no puedo permitirme dudar. He decidido empezar a dormir sólo 5 horas diarias y el resto del tiempo estudiar, pero ahora resulta que tengo un quiste de 5 o 6 cm de diámetro deshaciéndose en mi trompa de Falopio izquierda y causándome un dolor indescriptible en la tripa. Y es una mierda. Así que, por ahora me limito a cabrearme conmigo misma por ser tan inútil, llorar de desesperación porque septiembre está aquí ya e intentar estudiar. Llevo ya preparadas varias asignaturas, pero aún me faltan otras que apenas he tocado. Y no queda tiempo. Me estoy viendo hinchándome de estudiar en los 15 días de exámenes. Pero no me queda otra. El verano no ha sido fácil y mi cuerpo y mi mente lo notan. Estoy muy debilitada física y psicológicamente, aunque espero que eso cambie en cuanto me vaya de casa, el 1 de Septiembre.

Por otro lado no quiero irme de casa. Tengo miedo de que, estando como estoy, me de un bajón en plenos exámenes y no sea capaz de salir. Ya tengo práctica en salir de mis agujeros y de mis paranoias, pero ¿y si no soy capaz? ¿Y si no puedo? Estoy muerta de miedo. Pero es que esto es lo que tengo que hacer. Irme y estudiar. Intentar darlo todo para conseguir terminar la puñetera carrera y sentirme alguien. Muchas veces no comprendo por qué hago lo que hago. Y eso es que estoy empezando a cuestionarme. Y no me gusta. No me gusta nada de nada. Así que el Lunes, nada más volver de sacarme sangre para hacerme el análisis de hormonas, lo primero que haré será adelantar la cita con mi psiquiatra en Cádiz. Necesito que me vea lo antes posible, porque sino, corro muchos riesgos que no estoy preparada para asumir. No me gusta nada de todo esto, pero precisamente por eso voy a seguir combatiéndolo.

Por ahora, voy a intentar descansar un rato, a oscuras, viendo una serie. Dentro de una hora empiezo a repasar 15 temas de una asignatura. Sálvese quien pueda. Septiembre ya está aquí.

viernes, 24 de agosto de 2012

Límites.

¿Y cómo huir cuando no quedan islas para naufragar? 
Peces de Ciudad, Joaquín Sabina.  

¿Qué haces cuando ya las lágrimas se te acumulan de tal manera que te ahogan? ¿Qué haces cuando se te corta la voz porque sientes demasiadas cosas a la vez y es imposible decirlas todas? ¿Qué haces si sientes que tu vida te supera, que tus expectativas sean tal vez demasiado altas, que el mundo se derrumba a tu alrededor y te toca a ti sostenerlo?

No puedo más. No puedo sostener más cosas porque me están aplastando. No quería cargar con nada más, no quería participar. Sólo deseaba saber, conocer, pero nada más. No quería involucrarme y que me pasara esto. Pero, de alguna forma, sé que era inevitable. Y lo asumo. Pero todo esto es muy duro. Hay demasiadas cosas que no asumo, que me duelen, que me marcan, que me hacen daño, que me desgarran el alma en dos, que me ponen de mala leche, que me estresan, que me agobian que me hacen cuestionarme muchísimas cosas. Y no quiero. Estoy harta.

Estoy harta de sentir tantas cosas y de tener que actuar como un robot, como si no me afectase nada. Odio construir esos muros a mi alrededor, porque me convenzo de que las cosas no me duelen y, cuando se derrumban mis defensas, todas esas cosas que han ido pasando me duelen todavía más. Y así. Me hundo. Y lloro a mares, pero tiene que ser a solas, porque si lloro delante de los demás nadie lo entiende. Porque yo me creo que soy fuerte y que no me afecta nada, pero los demás también lo creen. De hecho, les conviene creerlo. Si piensan que soy fuerte, es como que reúnen fuerzas ellos también. Pero es que lo que he tenido que aguantar durante los 4 o 5 últimos años ha sido demasiado. En todos los aspectos de mi vida. Nada es como era. Todo ha cambiado tan drásticamente que me da hasta miedo pensarlo.

Y aquí estoy, luchando contra el ventanal. Alternando ataques de hiperactividad, agotamiento profundo, dolores de todo tipo y ataques de ansiedad. No sé a dónde voy a llegar o hasta qué punto aguantará mi cuerpo el estrés al que lo estoy sometiendo, pero así no puedo seguir. Me queda el consuelo de pensar que dentro de 9 días estaré lejos de aquí, me habré ido a Jerez a preparar los exámenes. Y aún así, eso me hace sentirme un poco (bastante) culpable porque entonces la que se queda con toda esta mierda encima es mi madre... ¿He dicho ya que no puedo más?

Todo tiene un límite. Me pregunto dónde cojones estará el mío. Para todo.

miércoles, 22 de agosto de 2012

¿Estrés?

Hoy ha sido un día intenso... Muy intenso. No sé si es que he hecho muchas cosas, o es que simplemente estoy agotada físicamente.

Llevo varios días de retraso en la regla (unos 10 o 12) y estoy bastante mal. Me duele la tripa muchísimo, apenas como al mediodía, por las noches no duermo ni descanso, y al cabo del día tengo varios ataques de ansiedad (aunque la mayor parte de las veces me dan por la noche, de madrugada). Además estoy algo asustada porque parece que desde hace un par de semanas estoy ahí, jugando con mi depresión, tentándola, balanceándome en el filo... Hasta que llegue el día que me corte y duela. Y va a llegar, lo sé.

La cuestión es que me están fallando las fuerzas física y psicológicamente. Y no sé si es que estoy a punto de caer otra vez o es que simplemente estoy estresada. Me inclino por lo segundo segura al 90%. Ya sé que suena muy absurdo que tenga estrés, pero ya no espero que nadie lo entienda y, por eso, prefiero no decirlo. Así que, mejor lo escribo. Estoy estresada porque mi hermana está cada día peor, porque se me han derrumbado las murallas que tenía contra el dolor, porque estoy estudiando mucho, pero no lo suficiente, porque llevo varios días sintiéndome muy débil y con unos dolores que no son normales en distintas partes de mi cuerpo, porque no puedo decir todo esto para agobiar a nadie, porque mis "amigas" son unas cabronas y no están ahí, porque me siento sola... Y son muchas cosas. No puedo más. Voy a estallar. Soporto tanta presión que mi cuerpo me está gritando que pare. Pero es que no puedo parar. Y está bien, me gusta la presión. No soy una persona infeliz por mis problemas, soy una persona infeliz porque no puedo ayudar a quien me importa y porque a menudo me veo muy sola para soportar todo lo que me está pasando desde hace 4 años.

Ahora mismo, mientras escribo, me acabo de tomar un Orfidal (ansiolítico) por tercera noche consecutiva para combatir un nuevo ataque de ansiedad nocturno. Además de eso, me duele a reventar el ovario izquierdo y la pierna izquierda. Me duelen muchísimo. Pero nada de lo que me tomo me hace el efecto suficiente. Y no quiero tomarme nada más. Sólo quiero estar bien. Pero no encuentro el momento y, cuando lo encuentro es tan efímero que no me da tiempo de disfrutarlo. Y me voy a volver loca. No quiero estar así. ¿Por qué me tiene que doler tanto la pierna? ¿Por qué tengo esta debilidad tan aplastante? ¿Por qué mi cabeza no deja de funcionar a toda velocidad? ¿Por qué siento tanto tantísimo miedo? ¿Por qué me pasa todo esto que acabo de decir? No encuentro respuestas, pero la situación es precaria, por no decir exagerada.

Mañana voy a ver a un ginecólogo y espero que me mande análisis de sangre y de hormonas. Y que encuentre qué demonios está pasándole a mi cuerpo. Por qué protesta de esta manera tan bestia... Ya he dicho antes que creo que es estrés, pero, como suena tan descabellado (según parece), quiero que me de la razón un médico.

Yo sólo sé que he pasado la primera parte del verano, nada más llegar a casa, con estrés. Después jaquecas durante el periodo prudencial de adaptación. Más tarde agobio por la mierda de los estudios, que no sé para qué estudio tanto si puede que al final nada me salga bien si sigo en este estado de histeria. Y ahora esto: más retrasos en la regla, dolores musculares (la espalda y las piernas sobre todo), los ataques de ansiedad, el insomnio, el agotamiento y lo más desconcertante para mí: episodios  fugaces de sonambulismo.

En fin, que esto es lo que me apetece contar hoy para desahogarme y estar más tranquila mañana cuando vaya al médico.

Que nadie se alarme, aún respiro. Soy una superviviente desde que tengo uso de razón... para bien o para mal.

sábado, 18 de agosto de 2012

Estoy cansada. Estoy harta de ser fuerte. Estoy harta de soportar tanto, tantísimo daño. Estoy cansada de tener que apagar el interruptor de la sensibilidad, del cariño y, por tanto, del dolor. Sólo sé que ya no puedo más. Siento que voy a reventar en cualquier momento. Estoy harta, cansada, agotada... No puedo más. Y lo peor es que hoy (aunque sólo sea hoy) tengo todo el peso encima mío. Y se me hace demasiado grande. Tengo 22 años y yo no soy mi madre. No entiendo por qué estoy pasando por esto. No comprendo cómo hemos llegado a esto. Y lo peor de todo... no sé hasta dónde vamos a llegar. La vida se me escapa entre los dedos y mientras lo hace, me destroza más y más. Y no sé qué hacer. En días como este me siento muy perdida y nada tiene sentido. Sólo apagar el maldito interruptor de la humanidad y volverme un puñetero robot que sólo hace lo que sabe que tiene que hacer. No puedo más.

viernes, 10 de agosto de 2012

Why I'm an Echelon.


Today, I need to explain why I'm an Echelon.

First, I'll explain who are the Echelon. The Echelon are the people that follow the band 30 Seconds to Mars. Being an Echelon means much more than listen to their music. It means feeling what their lyrics say, understand the meaning of their philosophy, enjoy their music, love their songs, cry when you listen to Alibi... It means that you hair stand on end when you identify with what they're saying. It's not so much important that you've gone to one of their concerts. The important thing is understand. Undestand everything that 30 Seconds to Mars says to the world.


And, maybe you'll be asking yourself what the fuck is 30 Seconds to Mars. Well, I'll tell you right now. 30 Seconds to Mars is an alternative rock band, integrated by Jared Leto, Shannon Leto and (since 2003) Tomo Milicevic. Everything started when Jared felt the needing of expressed everything he felt to the entire world. And he decided doing it by the music. Shannon listened to him and decided to support him in his project. So this was the start of 30 Seconds to Mars. In 2003, they released their first album, called as the band: "30 Seconds to Mars". In this album, Leto brothers and their band tried to bring something new to the music. They just created a world, a new world, but it wasn't so personal as "A beautiful lie". In this second album, they wanted to explore an entirely new and more intimate acoustic place. About "A beautiful lie" album, Jared said: "The first record I created a world, then hid behind it. With "A Beautiful Lie" was time to take a more personal and less cerebral. Although this record is still full of conceptual elements and thematic ideas it is ultimately much more wrapped around the heart than the head. It's about brutal honesty , growth, change. it's an incredibly intimate look into a life that is at the crossroads. A raw emotional journey. A story of life, love, death, pain, joy and passion. from what is to be a human." So, you could understand now how make you feel the songs of this album. It includes songs as the one who gives the name to the album, "A beautiful lie", wich aims to give information about global warming and their consequences, and make people aware about the problem. Other songs like "The kill", makes you going crazy and is more reflective, driven by beautifully complex guitars and a primal beat that segue into an epic, anthemic chorus. "Was it a dream" is an intimate experience, melodic, and surreal, pulsing with a moody rhythm. After the success got with this second album, 30 Seconds to Mars worked very hard for four years to create their third album, "This is War" which was published in 2009. "This is War" is a call for people to worry about things happening in the whole world, such as wars, injustice or the new class and elitist society- At the same time, 30 Seconds to Mars try with this new creation to encourage people to take risks and try to change the world in any way that's possible to make it a better place for everyone. These are ideas that I'm really feel identified with, and that made me think a lot about the world and humanity.

30 Seconds to Mars is more than a band. It's the music to thos who feel lost in a mad world. It's a way to discharge energy by the music. It's a philosophy of live that defends peace, truth and fraternity. They're trying so hard to tell us we have to be humans, but for good not for bad. We have to search for an equilibration for the world. We have to stop fighting for stupid things and start working hard to make the world a better place to live in. They don't want anybody to feel alone. The don't want anybody to feel as a freak and to be displaced for this. They just make a call to arms of love and life.

I discover the band thanks to Jared Leto, in 2005 or 2006 (I don't remember exactly). He's also an actor and I saw him at "Alexander" movie. I fell in love with him inmediately and searched information about that actor who was driving me crazy. This way, I found that he had a band called "30 Seconds to Mars". So, I searched in youtube a video of that band and I found "The Kill". Yes, "The Kill" was the first song I listened of 30 Seconds to Mars and fell in love for ever from the band. Since then, I've been listening to 30 Seconds to Mars music almost everyday of my life. I especially love Jared Leto and he has become one of my biggest idols (both as a musician and singer as a person).

So, these are my reasons to love 30 Seconds to Mars and to be an Echelon. When I feel stressed, sad, angry, desperate or alone, I listen to their songs and at once I feel so much better. I have learned a lot with their songs, their lyrics, their music. I have screamed until I be hoarse. I have cried an ocean of tears with songs as "Alibi" or "Was it a dream". I laughed and enjoyed when I first saw a concert of them. They have given to me lots of things without asking for anyhting. They have taught me feeling. They have given life to me when I felt I was dead. They have, simply, become part of my life. And I know I'll always love them. Because they're like my brothers, they are like my angels, they are like everything I want.
A veces siento que estallaré cualquier día de sentir tantas cosas a la vez.

Me siento vieja a pesar de ser joven. Estoy cansada de luchar, de permanecer en constante alerta, de dar mil cosas sin apenas recibir nada.

No pido nada más. Pero hay momentos en los que huiría sin pensarlo dos veces. No quiero palmaditas en la espalda, pero entended que a veces necesito un agradecimiento.

Estoy segura de que nadie es consciente de todo lo que estoy haciendo. Nadie. Sólo yo. Y la mayor parte del tiempo, eso no me importa, pero ya llega un punto en el que me dan ganas de gritar "¡¡Oye, ya vale!!".

Por favor, hoy necesito que se calle el mundo, que se detenga, que se pare para que yo pueda parar. Parar de pensar, parar de sentir, parar de llorar internamente, parar de sentirme tan... así.

¿He comentado que odio el verano?

Y así de fácil es.

Cuando más luchas por buscar una estabilidad, algo que le de un poco de sentido a la locura que envuelve tu día a día, ocurre algo que no estaba planeado y te sorprende. Simplemente te rompe todos los esquemas, y todas las cosas de las que estabas segura, pasan a ser vanas hipótesis y teorías.

He intentado durante una semana dejar de fumar y no soy capaz. Pero el motivo es muy sencillo: ni quiero ni estoy preparada. Y esto resume mi situación, es decir, que no estoy bien. Y aún así, intento disfrutar de cada día, hacer lo que tengo que hacer (básicamente, estudiar) y superar cada obstáculo que se ponga en el camino. He tenido días mejores y días peores a lo largo del verano... Pero estoy llegando a un punto en el que sé que no voy a rendir más a menos que salga corriendo de aquí. Y no puedo salir corriendo, porque no tengo a dónde ir. Tengo varias casas en las que sé que me acogerían, pero no necesito vacaciones. Necesito desaparecer de casa. Necesito mi independencia vital. Necesito aislamiento. Necesito egoísmo puro y duro. Ser yo y sólo yo. Pensar sólo en mí y en todo lo que tengo que estudiar, que es muchísimo. Necesito concentración máxima. Porque sino, todo lo que estoy haciendo este verano respecto a los estudios, no me va a servir de nada. Llevo 3 días parada y esto me agobia. No avanzo y me estoy estresando. Y en medio de todo esto, he intentado dejar de fumar. Estoy loca. A poco muero de la ansiedad. No duermo bien, no estudio bien. Y le echo la culpa al calor, pero la culpa es sólo mía. Toda mía.

A todo esto se suma el tema del peso. Nunca me ha preocupado excesivamente mi físico o mi peso, pero hace años que tengo un trauma con mi peso y no permito que nadie me coja en brazos o me siente encima suyo. Los complejos con mi cuerpo y mi físico se acumulan, a pesar de que me esfuerzo día tras día por ignorarlos. Pero vivir con mi hermana, me supera. Desde que estuvo tan mal, tan excesivamente delgada, sufro cada vez que yo me miro al espejo. No me gusto. Sé que estoy gorda de más. Sé que debería comer menos y hacer ejercicio de nuevo. Pero no puedo. No puedo comer menos porque tengo ansiedad de ver que muchas veces mi padre o mi hermana no comen lo suficiente. No puedo hacer ejercicio porque pienso "¿Para qué? Si voy a seguir estando igual de gorda." Y esto es un bucle del que no salgo. Así que sigo sentada en una silla, obligándome a estudiar, comiendo por dos y haciendo el ejercicio justo y menos.

Me decía mi psiquiatra que tenía fatal el autoestima... Fatal no, lo siguiente. A pesar de que yo sé que soy buena persona, que soy inteligente y que valgo muchísimo, no me lo termino de creer. No me asumo. Y es en parte por mi físico. No estoy tan mal, vale, pero no estoy bien. Y me desespera no ser capaz de hacer lo que sé que tengo que hacer. Lo que decía antes de comer un poco menos y hacer más ejercicio. Eso requiere un esfuerzo psicológico, de fuerza de voluntad, que no estoy preparada para asumir ahora mismo. Es como el dejar de fumar. No es el momento y supondría entrar en una espiral de autodestrucción que me hundiría. Y yo no quiero hundirme.

No voy a mentir, el verano está siendo nefasto en casi todos los sentidos. Y sé que, al leer esto, mi madre se cabreará o se apenará por mí porque "no sé disfrutar de las cosas". Pero es lo que hay, es como me siento. Mis amigas me han tratado mal, mi ex novio ha buscado mil maneras de hacerme daño desde hace 4 meses, en casa es una locura, yo no me termino de ubicar ni de concentrarme lo suficiente para que me cunda estudiar, y, por si esto fuera poco, hoy mismo una de mis ex compañeras de piso (de las que tanto daño hicieron) me ha ofrecido su apoyo porque se ha dado cuenta de los intentos desesperados de mi ex novio por hacerme daño. Parece que ya ha tenido tiempo de recapacitar, hacer balance y decidir quedarse sólo con lo bueno. No me confío porque ya tengo experiencia en estos temas y tengo miedo a que me hagan daño de nuevo. Pero no sé, estando como estoy, esto me ha marcado. Tengo un pellizco en el pecho. No voy a llorar, aunque quiero. No puedo hacer nada, salvo agradecerle su apoyo (que es un poco "virtual") y hacer como que no me importa. Pero, en realidad, ha sido un mazazo bien fuerte en la cabeza.

De todas formas, no me voy a esforzar en encontrarle una explicación. Hay cosas que, simplemente, no la tienen o es mejor no buscársela.

Lo único que me queda es respirar hondo, no agobiarme por varias cosas que me agobian y sacar fuerzas no sé de dónde para poder estudiar en condiciones y avanzar.

Mientras tanto, ya siento que me de igual muchas cosas. Hace tiempo que me siento perdida, que perdí la magia, la fuerza y casi la voluntad.

Y sigo aquí, luchando.

lunes, 23 de julio de 2012

Noches de verano.

Esta noche he estado hablando con un amigo de mi hermana. No es un amigo cualquiera. Me atrevería a decir que es su único amigo. Hablamos de ella, cómo no. De todo lo que ha ocurrido. De todo lo que hemos pasado las personas que la queremos de verdad. Es doloroso incluso recordarlo. Pensar en lo que hemos sufrido... sigue siendo doloroso.

La verdad es que apenas sabía nada de este chico hasta este verano, que está viniendo mucho por casa y compartimos conversaciones muy interesantes. Me gusta su forma de ser, de hablar y de escuchar. Creo que es un buen tío. Demasiado arriesgado o temerario a veces. Pero, al fin y al cabo, un buen tío. Admiro la perseverancia y la paciencia que tiene con mi hermana, el cariño que derrocha en cada gesto hacia ella, la forma de hablarle... Lo admiro porque, la verdad, ella lo ha tratado bastante mal en más de una ocasión (en más de cien, me atrevería a afirmar). Pero ahí sigue él, sosteniéndola, queriéndola, cuidándola, protegiéndola... Esa actitud me deja sin palabras... Porque, si él no tuviera nada mejor que hacer, si él no tuviera ningún problema en su casa o con sus amigos, lo entendería porque entonces lo haría por inercia, por hacer algo. Pero ese no es el caso, y aquí está. Creo que es una de las pocas personas legales que conozco.

En definitiva, esta noche me he quedado algo tocada. Entre que mi hermana no se encuentra muy bien y está muerta de miedo, y la larga conversación filosófica con su amigo... estoy un poco "plof".

Así pues, me voy a ir a dormir, aprovechando el aire acondicionado para taparme y acurrucarme sobre mí misma. Es la única manera en la que me siento protegida por las noches.

domingo, 22 de julio de 2012

Me siento tan sola que tengo náuseas.

lunes, 16 de julio de 2012

¿De quién de los dos estaré hablando?

Hay besos de esos que te los dan y resucitan a un muerto.
(Joaquín Sabina, A mis cuarenta y diez)

Y así es. Hoy me han dado dos besos de esos que describe Sabina. Y no son sólo dos besos, no. Es también la sonrisa. Esa media sonrisa que llevo clavada en el alma desde el primer día que lo vi. Y de eso hace ya más de 7 años. Fue el 8 de Enero de 2005, y recuerdo que era domingo y que soñé con él la noche antes de conocerle... Pero eso es otra historia que algún día contaré.

La cuestión es que he comprobado que, a pesar de los años, de ser más sabia, de haber madurado, de haber aprendido tantas cosas y haber conocido tantísima gente... mi amor platónico sigue siendo el mismo. Y, además, igual de imposible y platónico. Pero me atrae hacia él como un imán, a la vez que me repele como lo hacen los polos que son iguales.

No sé si es amor, si es capricho, si es sólo un juego o ese juguete que deseas y que, cuando lo tienes, te olvidas de él. No sé lo que es, ni necesito palabras para explicarlo, porque tengo la absoluta certeza de que es algo inexplicable. Pero es verlo, como esta noche, encima de un escenario, cantando, actuando, haciendo las cosas que yo (hasta hace año y medio) solía hacer... Me pone. Me enamora. Se me va la cabeza. Y claro, solo puedo pensar en volver a actuar y a subir a un escenario... Pero para hacerlo con él, para conocerlo mejor, para pasar más tiempo juntos, para compartir una afición común a ambos (que tan diferentes parecemos), para experimentar e indagar en esa extraña relación amor-odio...

¡¡Qué cosas tiene la vida!! Cada día que pasa, tengo más claro que caeré y me meteré en la cueva oscura y llena de incertidumbre sólo por probar, sólo por intentarlo una vez más y (lo peor de todo) sólo porque me lo ha pedido él dos veces esta noche. Doy gracias a Dios porque no haya habido una tercera, porque de haber sido así, no hubiera podido resistirme más.

Sí, hay besos que dan la vida. Pero a mí los tuyos me matan al dejarme con esta ansia de repetirlos una y otra vez. A poder ser, a solas.

El otro día, una amiga mía decía "Lo que no es para ti, NO es para ti". Pues esto, este chico, no es para mí... Pero quién sabe. Mi vida ha dado tantas vueltas ya que no sé dónde ni cuándo irá a parar...

Lo que sí sé es que me encantaría recibir esos dos besos cada día y saborear esa ilusión de sentirme querida por unos compañeros encima de un escenario, con los focos deslumbrándome.

sábado, 14 de julio de 2012

Reflexiones de madrugada.

No me conoces. No sabes nada de mí. No sabes nada de mis sueños, de mis ilusiones, de mis luchas, de mis circunstancias, de mis pasiones, de mis sentimientos... No sabes nada de mí. Y aún así, sé que te atreverás a darme la espalda ya de antemano. Sé que me mirarás con aires de superioridad, que me juzgarás a pesar de ser consciente de tu propia ignorancia. Que intentarás hacerme daño o hacerme caer.

Entonces, me pregunto ¿por qué demonios sigo replanteándome esto? ¿Tanto lo necesito? Realmente, no lo sé. Quizá jamás debí subirme a un escenario por primera vez. Tal vez no debería haber probado el sabor de los nervios pre-espectáculo y el orgullo del final de la actuación. A lo mejor nunca debí haber soñado con llegar a algo en ese duro mundo que es la música. Ni siquiera a nivel de mi pueblo.

Son muchos años ya (11 para ser exactos) desde que me empecé a mover un poco en este arte. No sé por qué la música es tan sumamente importante para mí. No sé por qué en mis momentos felices y en los tristes también acudo siempre a la música. Música para todo. En mi mente, en mis oídos, en mi corazón... En todas partes. Y yo, que tan pequeña e inmadura probé el delicioso sabor del éxito en un escenario, que soñé incesantemente con ser una cantautora famosa como Álex Ubago o Alejandro Sanz, que tanto luché por hacerme un hueco en ese gremio... Yo, con 22 años he tirado la toalla. Y aún no sé por qué. Pero hoy me he dado cuenta. Estoy fumando de nuevo, cosa que es mala para mi voz, me siento con el autoestima por los suelos, me cierro la puerta ante cualquier posibilidad por el miedo a fallar una vez más, porque no sé si estaré a la altura o si me volverán a pisotear una vez más. El miedo esta ahí, una vez más, paralizándome, impidiéndome avanzar en este, uno de mis sueños más hermosos y profundos. ¿Por qué? ¿Tanto daño me han hecho. Creo que la respuesta es totalmente SÍ. Me han destrozado en este aspecto. Para esto se necesita confianza en uno mismo, y yo confío en mí para muchas cosas, pero para esto no. Para esto no. Siento que me han matado la ilusión, que nunca volveré a subirme a un escenario para cantar, que nunca podré volver a confiar en nadie de ese mundillo, que ya jamás recuperaré esa confianza en mí misma. Me limitaré a estar como estoy, componiendo solitaria con mi guitarra, cantando sólo mientras hago apuntes o limpio, asfixiando uno de mis mayores sueños... Pero no sé qué hacer. Y eso me entristece aún más.

Odio la impotencia, la desorientación... Pero aún más odio la incapacidad. Y eso es lo que tengo yo esta noche.

Siento admiración, envidia, asco (por los que tenía sentados delante), rabia, ganas, miedo, miedo, miedo, miedo... E inseguridad. Inseguridad a mares, a montones. Estoy segura de que no me aceptarían entre ellos. Estoy segura de que no me verán como uno más. Estoy segura de que fracasaré. Y no sé si seré capaz de aceptar otro fracaso más en este ámbito de mi vida que he aparcado en un rincón de mi alma y que sólo sale a relucir los días que, como hoy, presencio un espectáculo de tal envergadura.

Sólo espero algún día ser más fuerte y tener el valor para intentarlo aunque sea una vez más.

miércoles, 11 de julio de 2012

Náuseas.

Y la verdad es que tanto empalagosismo me cansa, me asquea y me produce unas nauseas casi insoportables. ¿Cómo se puede ser taaaaan pesado y taaaaan pesada? Con razón estáis juntos. Ahora lo entiendo todo. Bueno, no. Pero sí una gran parte de lo que ocurrió.

Me consuela el hecho de que, probablemente, no durará mucho. O eso espero, porque sino... ¡¡qué triste!!

No estoy celosa, aunque quizás un poco triste porque no supiste conservarme. Nada más. Aunque también está el hecho de no querer cruzarme contigo por la calle. No porque me vaya a doler, sino porque no estoy segura de poder controlar los dos impulsos posibles: 1- Vomitar y 2 - Abofetearte.

Después de esta descarga de mala leche y asqueo supremo, creo que me voy a dormir.

¡¡A tomar por culo el mundo!!

miércoles, 4 de julio de 2012

Hogar, dulce hogar...

Y por fin estoy en casa.

Sin embargo, después de ansiar tan fervientemente estar aquí, no sé qué demonios pasa pero solo quiero huir. Huir muy lejos y llevarme sólo a mi madre conmigo.

Me siento asfixiada, agobiada, atosigada, estresada, desubicada, perdida... Hace 3 días que sólo siento ganas de llorar. De llorar a mares. Tengo una tristeza encima que no me la creo ni yo. Da igual que sonría si mis ojos revelan lo que siento inexplicablemente. Bueno, tal vez sí tenga explicación. Puede que sea por mi hermana que, lejos de ayudar y ayudarse, sólo genera problemas. Uno detrás de otro. Por cada cosa que hace bien, hace 20 mal. Y así no se puede, la verdad. Porque yo no puedo más. Y lo peor es que esto sólo acaba de empezar. Me refiero al verano. Mi año ha sido duro por no decir insoportable, pero aquí estoy. Y sólo quiero descansar. Sólo quiero poder pararme un día entero sin hacer nada, sin oír nada, sin tener que hablar. Poder, durante ese día, sentarme aquí, en mi cama y pensar, reflexionar y asumir todo lo que me ha pasado, todo lo que he vivido. Siento que, después de pasar un mes entero estresada con 10 exámenes (que en mi carrera no son pocos), no se me ha concedido el tiempo reglamentario o mínimo para descansar, recuperar el aliento y así poder adaptarme de nuevo a mi casa, a esta situación infernal. Salí del piso acelerada y todavía estoy acelerada. Por eso funciono a trompicones: porque me fallan las fuerzas, porque me tiemblan las piernas, porque se me cierran los ojos y la mente, porque no doy para más. Y lo siento, pero es así. No duermo, porque soy incapaz de detener mi mente por las noches cuando por fin reina el silencio. No duermo porque tengo miedo a dormir, porque tengo pesadillas, porque me despierto llorando casi todas las noches...

Decía mi psiquiatra que no sabía cómo yo podía aguantar la situación que estoy viviendo aquí. ¡Qué me lo diga a mí! Aunque en el momento en el que me lo preguntó, contesté muy segura de mí misma que lo sobrellevaba bien porque somos una familia muy unida. Venga, vale. Que me creo yo mis propias historias, porque ya empiezo a dudar eso que yo misma afirmé sin vacilar.

No es normal mi vida, ni mi situación en casa, ni mis relaciones de pareja, ni cómo me la pegan o la acabo liando con mis amigos. No es normal. Yo no soy normal. Y eso sí que es duro. Porque muy poca gente (prácticamente nadie) lo entiende. Estoy agobiada, estoy muy estresada psicológicamente. Creo que no estoy preparada para el verano que se me viene encima. Creo que no estoy lista para soportar todo esto. A lo mejor me he vuelto más débil en mi ausencia casi permanente de casa mientras he estado estudiando. Quizá esté dando pasos atrás en vez de caminar hacia delante. No lo sé. No sé nada. No entiendo nada.

Me siento... muerta. Y es duro incluso escribirlo. Pero es así. Tengo el ánimo por los suelos. No puedo cambiar mi cara porque realmente todo lo que me rodea me parece mal. Me falta el aire, la ilusión, la vida. No sé qué esperaba encontrar, pero esto creo que, desde luego, no. Y, aún así, me siento muy estúpida. ¿Qué me iba a encontrar sino? ¿Todo perfecto? ¿Madurez? ¿Empatía? ¿Comprensión? Ni de coña. La única persona que me da un poco de esas cosas es mi madre, y últimamente apenas lo hace. Y lo entiendo. Y no se lo reprocho. Pero cuando se da cuenta, ya estoy tocada y hundida. ¿Pedir ayuda? Sí, muy fácil decirlo o aconsejarlo, pero es muy difícil llevarlo a cabo, más aún cuando tu mundo se derrumba a tu alrededor y no encuentras nada a lo que asirte.

Sí, mi madre está ahí, como siempre, pero se está hundiendo en una depresión increíble de la que no sé si podrá salir. Igual que mi padre. Y lo peor es que yo estoy entrando en una espiral que conozco muy bien... Demasiado bien. Y la odio. Pero no sé... Me siento sin fuerzas. Y siento una vez más que grito en medio de una multitud acelerada y egoísta, en la que nadie me oye. Asumo que las cosas, las personas, cambien, pero ¿es que no puede ser nunca para mejor? Por favor, es que no puedo con más.

Cuanto más me esfuerzo por ser mejor, por estar aquí, por no caer, por no dejarme aplastar por la mierda que me va cayendo encima... Peor va todo. Siento que estoy sola. Muy sola. Y ya no confío en mi hermana cuando me da un abrazo, porque no me lo creo. Y ya no confío en ella cuando me dice palabras de consuelo, porque sé que en algún momento usará ese instante de debilidad que tenga frente a ella para hacerme daño. Y ya no puedo contarle nada, porque todo lo usará en mi contra y retendrá sólo lo malo. Y ya no... Y duele llegar a estos extremos en los que me pregunto quién es peor, si ella por hacerme esto o yo por dejármelo hacer.


¿Y qué hago yo? Dios mío, ¿qué demonios hago? Es que no soy persona. No sé ni siquiera si soy ser vivo. Estoy tan mal otra vez... Pero ¿por qué me tiene que afectar todo esto tanto? Me siento como si no conociera a nadie. Mi abuela no es la que es. Mi hermana pequeña está medio loca en medio de todo este huracán (y no es para menos). Mi padre no quiere saber y, en su ignorancia selectiva, crea situaciones excesivamente violentas. Mi madre está que no le llega la ropa al cuerpo. No tenemos ni un puto duro. No hay NADIE, absolutamente NADIE que pueda ni quiera ayudarnos... Es todo muy injusto. No merezco esto. No merecemos esto. Por favor, parad. Parad todos. Que se detenga el mundo, por favor... Que no puedo más. Que voy a reventar. Que necesito un puto día para reponer fuerzas, estancar compartimentos y resucitar de entre mis cenizas, como el ave fénix. 


Por favor, parad de hacerme daño. Que necesito sentirme viva. Por favor, parad. Parad. Deteneos. Olvidadme. Dejadme. Por favor. 


Me estoy desangrando el alma...

sábado, 23 de junio de 2012

Cuando menos te lo esperas.

Son las 6.06 de la madrugada y acabo de terminar de ducharme y secarme el pelo después de una noche increíble.

Todo comenzó esta tarde, cuando estaba llorando desconsoladamente porque no podía estudiar. No podía más y estaba harta de todo. Llevaba varias horas frente a los apuntes y nada... no me enteraba de nada. La verdad es que, después de haberme estudiado al máximo 9 exámenes, creo que es normal estar así de harta, saturada y demás. Mi amiga (y reciente compañera de piso) me propuso ir al cine, pero (para variar) yo no tenía dinero y eso me hacía sentir incluso peor. Así que le dije que no, pero ella insistió, así que decidí llamar a mi madre para desahogarme con ella y que me dijera qué hacer en estas condiciones. Ella, preocupada me dijo que no podía estar así, y que necesitaba salir a disfrutar un poco y airearme. Que mi amiga me dejara el dinero necesario y después yo se lo devolvería, pero que debía ir al cine y desconectar de mi agobio. Así que, eso hice.

La película que íbamos a ver era la continuación de otra anterior. Íbamos a ver "Tengo ganas de ti", y es la continuación de "3 metros sobre el cielo", basadas ambas dos en los libros con los mismos títulos de Federico Moccia. Habíamos quedado con otra amiga y su novio, al que hasta hoy yo no había conocido. Me ha caído bien el chico, por cierto. Hemos visto la película atiborrándonos a palomitas y Coca-Cola. La verdad es que a mí me ha encantado. Necesitaba esto. Necesitaba salir, airearme, desconectar, dejar de pensar y, sobretodo, necesitaba ver una película de amor. Me ha gustado muchísimo (aunque a mis acompañantes no) y he disfrutado con el reparto español, que me ha parecido todo un lujo. Resaltaré el masculino, ya que mis hormonas están al 100%: Mario Casas (impresionante), Luis Fernández ("Culebra" en  "Los Protegidos"), Carles Francino... En fin, que ha sido un gozo para mi mente, mis hormonas y mi corazón romántico. Pero claro, he salido del cine una vez más con esa sensación de que me falta amor y locuras en mi vida. Tenía la mente funcionando a toda velocidad durante la película, deseando ser alguna de las protagonistas y vivir una super-historia de amor. Pero así es la vida. Aquí estoy, soltera de nuevo, centrada (y casi obsesionada) en los estudios y evitando pensar siquiera en la posibilidad de poder amar a alguien.

Después del cine (sobre las 12 y media de la noche) íbamos a casa, pero mi compañera de piso y el novio de la otra chica querían parar a tomar algo, así que así lo hemos hecho. Nos hemos ido a un chiringuito en la playa, al lado de casa, que se llama "El Mojito Azul". A decir verdad, no nos han tratado muy bien y hemos acabado bastante decepcionados cuando nos han echado a las 2 de la madrugada. Sin embargo, mientras charlábamos y reíamos recordando experiencias y comentando videos que nos gustaban, se ha acercado un hombre mayor para pedirnos fuego (los cuatro estábamos fumando). Muy amablemente se lo hemos dado y no sólo una, sino dos veces. A la segunda vez que se ha acercado a pedirnos fuego, se ha detenido a hablar con nosotros y a decirnos que nos fuéramos después a otro chiringuito (el "Malibú"), que estaba al lado y cerraban más tarde, que él nos quería invitar a algo para agradecernos nuestra amabilidad y el respeto con el que lo habíamos tratado. Al principio hemos dudado y nos mostrábamos reacios a aceptar su invitación, pero, como estamos sin blanca y no teníamos ganas de irnos a casa, hemos acabado accediendo. Así pues, terminamos lo que estábamos tomando y, dando un paseo entre risas por las tonterías que iba haciendo el novio de mi amiga, hemos llegado al "Malibú". Allí estaba nuestro veterano amigo, Pepe "el Topo" (según se ha identificado él). Hemos cogido una mesa y nos hemos sentado los cuatro. Poco después hemos pedido una ronda de mojitos (que, por cierto, estaban realmente buenos e infinitamente mejores que los de "El Mojito Azul") y, también entre risas y cachondeos varios nos los hemos ido bebiendo. Pepe se ha empeñado en pagarlos y así lo ha hecho. Acto seguido, nos ha dado unas entradas para una discoteca situada por allí cerca, justo en frente de uno de los hoteles más conocidos de Cádiz, y nos ha invitado a ir con una consumición gratis. No sabíamos si ir o no, pero mis amigas que habían estado bebiendo (yo hasta llegar al Malibú, nada porque no había money), tenían ya cuerpo de fiesta. Y eso hemos hecho. Hemos ido a la discoteca, hemos pedido la consumición gratuita, hemos bailado como auténticas locas... Ha sido realmente increíble. Esa discoteca es la que solíamos ir hace 4 años, cuando empezamos la carrera. He pasado noches verdaderamente locas allí metida, he vivido ahí dentro varios de los mejores momentos de mi vida desde que empecé la carrera. Así que, el hecho de volver me ha hecho recordar viejos tiempos y, sobretodo, disfrutar. Necesitaba descargar tensiones, bailar, sonreír, bromear y reír hasta casi llorar... Ha sido increíble, de verdad.

Después hemos salido a fumarnos un cigarro con nuestro amigo Pepe, que me ha contado que ha viajado por casi toda España y que también ha pasado épocas de su vida en Ecuador y en Libia, hace muchos años. Tiene ahora 70 años, y puedo asegurar que no los aparenta. Rebosa vitalidad, picardía y ganas de vivir. Pocas cosas hay más importantes que las ganas de vivir. Era increíble la pasión con la que describía tantas cosas. Habíamos salido sólo a fumarnos un cigarro y al final hemos estado nosotros cuatro más de media hora hablando con él. Un hombre encantador, de verdad.

Cuando hemos dejado a Pepe allí, en la discoteca, disfrutando, hemos decidido darnos un baño en la playa. No estábamos muy seguros de si hacerlo o no pero, a las 4 y media de la madrugada y cuando ya empezaba a notarse el alcohol... Apetecía mucho hacerlo. Así que nos hemos quedado todos en ropa interior y hemos corrido como locos hasta la orilla para meternos en el agua. Bañarme en el mar semidesnuda y por la noche ha sido una de las mejores experiencias de mi vida. Tal y como he dicho: "La emoción y excitación de bañarse en el mar por la noche bajo un cielo plagado de estrellas es solamente comparable a la que se siente en los segundos antes de hacer el amor". Y lo mantengo. Ha sido increíble. Me he hartado de gritar, de revolcarme entre las olas, de desechar malos rollos, miedos, angustias, agobios... He mirado al cielo mientras las olas me arrastraban en su vaivén y he observado las estrellas. Diría que ha sido precioso, excitante, increíble... Pero todo eso me parece poco para explicar verdaderamente lo que me ha entrado por el cuerpo. Me siento desde entonces liberada, renovada y, por encima de todo, viva. Reboso vitalidad y juventud. He vuelto a sentir lo que sentía ese primer año de universidad, lleno de locuras. He vuelto a sentir que sí que merece la pena estudiar, estar ahí, ser joven, conocer a esta gente, saber disfrutar, hacer locuras... Me ha encantado. Pero, al mismo tiempo, me ha dado hasta miedo porque, de alguna manera, ha sido consciente de que, conforme pasan los años, estoy muriendo lentamente, estoy perdiendo la ilusión, me da cada vez más miedo hacer locuras o arriesgar, pienso demasiado... Y me he dado cuenta de que, sin estas pequeñas locuras, sin estos momentos de desconexión del mundo, sin estas dosis de vitalidad, la vida no merece la pena. Para nada.

Siento que tengo que volver a aprender a vivir. No quiero parecer más una persona adulta. Quiero seguir siendo joven mientras pueda, sin dudarlo un sólo instante. Quiero disfrutar de mi juventud ahora que la tengo y antes de perderla. Quiero sentirme viva. Lo necesito.

Sólo puedo decir, como conclusión de esta noche, que los mejores momentos suceden cuando no los planificas, cuando menos te lo esperas. Y, por eso, he decidido dejar de planificar mi vida. Se acabó. Quiero vivir al límite y disfrutar. Quiero, simplemente, vivir. Y ser feliz así. Quiero saber disfrutar y aprovechar mi juventud.

El día de hoy se planteaba como una enorme y maloliente mierda... Pero, al final, ha terminado siendo un día increíblemente instructivo, revitalizante y... con olor a mar.

jueves, 21 de junio de 2012

Perdonar y olvidar.

En la vida sólo hay algo seguro aparte de la muerte y los impuestos: por mucho que te esfuerces, por buenas que sean tus intenciones, cometerás errores, harás daño, te lo harán a ti... Y, si quieres recuperarte, sólo puedes decir una cosa: "Te perdono".
Perdonar y olvidar. Es lo que dicen. Es un buen consejo, pero no es muy práctico. Cuando alguien nos hiere, deseamos herirle. Cuando alguien nos trata mal, queremos tener razón. Sin perdón, las cuentas pendientes no se saldan, las viejas heridas no cicatrizan. Lo máximo que podemos esperar es que algún día tengamos la suerte de olvidar...

(Anatomía de Grey, capítulo 4 de la Temporada 4) 

sábado, 16 de junio de 2012

Sin embargo, hay días en los que es mejor no tener tiempo libre para pararse a pensar. Sinceramente, después del bajón de esta tarde-noche, prefiero mil veces más estar hiperactiva y sin tener tiempo para nada, que poder pararme a pensar en todo lo que está pasando, en todo lo que estoy haciendo.

Reconozco que soy un poco (bastante) desastre.

viernes, 15 de junio de 2012

Colección de momentos.

No tengo claro si es bueno o no mirar hacia atrás. Es decir, recordar momentos pasados, revivir sentimientos, volver a sentir que tenías algo que ahora no tienes. La cuestión es que he llegado a la conclusión de que todos echamos de menos algo que antes teníamos. Puede que sean muchas cosas, puede que sean sólo algunas... Hay quien puede que apenas eche algo de menos, pero siempre habrá algo.

Estaba mirando las fotos del año 2010... El año que hice el mejor viaje de mi vida y también el año en el que empezó mi caída en picado hasta desembocar en una depresión a finales de esos 12 meses. Fuseta, el grupo de amigos, las barbacoas, las noches de trivial, póker, party... Los echo de menos. Me sentía parte de algo.

Aún no termino de entender cómo se puede tirar por la borda algo así, esos momentos vividos juntos, esas risas, esas discusiones filosóficas... Me encantaría volver atrás y vivirlo de nuevo. Ojalá pudiera volver a sentir lo que sentía en aquellos momentos, que eran tantas, tantas cosas...

Miro las fotos de aquel viaje y me miro ahora. Y siento que soy otra persona, mucho menos confiada, bastante más madura, infinitamente más seria... Creo que he crecido. Pero es que ha sido en cuestión de 2 años. Es una bestialidad de cambio. Y me da la sensación de que sólo lo comprendo yo. Ahora me miro al espejo y siento que tengo 30 años. Es como si la vitalidad se me estuviera escapando como agua entre las manos. Y no sé qué hacer.

La cuestión es que hoy no me quedaría tranquila si no dijera que echo de menos a David y a Belén. Que puede que no lo merezcan o puede que yo no tenga derecho a decir esto. Pero les quiero. Y no porque hoy me haya dado un arrebato. No. Les quiero por todo lo que me hicieron sentir, por todo lo que compartí con ellos y por todo lo que me ayudaron en determinados momentos. También echo de menos a Manolo, aunque con él la relación es más sana y menos fría, pero distante. Ha sido tan tan tan importante. No sé expresar cuánto lo quiero y el miedo que me da hacerle daño de cualquier manera posible. Le tengo un respeto increíble y me inspira una ternura indescifrable. La verdad es que sí, le echo infinitamente de menos. A él y a sus abrazos que hacían que se detuviera el mundo cuando todo iba mal. A Mae y Pedro también los echo de menos, pero es de una forma distinta. Estaban cada uno encerrado en su mundo, junto con Manu. Eran un caso aparte, un mundo aparte, que sólo se abría ante mí cada vez que nos reuníamos todos. Y Sergio... No puedo decir que haya sido el amor de mi vida, porque mentiría. Pero debo decir que lo quiero desde el primer día en que lo vi entrar en la facultad, que lo quiero tanto que haría casi cualquier cosa por él, que en 4 años ha sido mi amigo, mi novio, mi confidente, uno de mis puntos de apoyo y... es que no sé. Ha sido tantas cosas para mí... Lo quiero con locura. Aunque ya todo es diferente. Pero me encanta poder tirarme en su sofá con él y que me abrace de forma protectora, pedirle un favor y que no dude un instante y me ayude. Es tan increíble como persona...

Y así estoy hoy. Tengo la tarde tonta, ya lo sé. Pero es que he pasado un año de oscuridad infinita. Y ahora que estoy levantando cabeza y miro el antes y el después de la zona de oscuridad... ¡Coño! Me quedo alucinada. Soy otra persona, sí. Con el mismo fondo (romántica, soñadora, luchadora, entusiasta, positiva, etc), pero mucho más desconfiada, a veces borde o incluso arisca. Pero sigo siendo yo.

La imagen del espejo ha cambiado, pero los ojos me delatan. Sigo siendo yo. Con un montón de momentos increíbles sobre mis espaldas, con dos años más de experiencias traumatizantes y determinantes en mi vida. Sigo siendo yo. Y me gusta verlo, aunque puede que sólo lo vea yo.

miércoles, 6 de junio de 2012

Día Disney.

Hoy no es un día especial, es un día cualquiera. La diferencia con otros días, infinitamente más perezosos, aburridos o ajetreados, felices o tristes, agobiantes... es que me ha dado por escuchar canciones de Disney mientras estudiaba. Y, a pesar del enorme agobio que he tenido por sentir que no avanzaba, he sonreído, se me han saltado las lágrimas, he reído a carcajadas y me ha dado varios vuelcos el corazón.

Soy muy tonta, porque me gustan mucho las películas de Disney. Y lo peor es que me las creo, que espero que pasen ese tipo de cosas, que ocurra esa magia del amor, el respeto, la amistad, la lealtad... Pero es una enorme tontería, ese tipo de cosas no suelen pasar en la vida real. Y entonces me da la pena. Y sueño con estar metida en una de esas películas.

He estado escuchando (y viendo a medias) varios videos de las canciones de las películas. Entre ellos Tarzán (que da lecciones muy importantes de autosuperación, familia y amistad), Pocahontas (que nos enseña cómo valorar la naturaleza y respetar otras razas distinta a la nuestra, evitando juzgar antes de conocer), La Bella y la Bestia (que rompe con todos los patrones de belleza y demuestra cómo lo que cada uno vale está dentro de su corazón, y no en su físico, como nos hacen creer continuamente), Mulán (que me recuerda continuamente que hay que tener valor y luchar para conseguir lo que quieres, y que debes demostrar al mundo todo lo que vales, tarde o temprano), El Rey León (que, aparte de recordarme mucho a mi hermana pequeña, me recuerda que he de valorar la familia y aprender a ser yo), Aladdín (que me hace enamorarme, recordar lo que significa la amistad y recordar que, al final, cada uno queda por lo que es), Hércules (que me da también fuerzas y despierta mi afán de autosuperación, además de recordarme lo importante que es el amor en un héroe verdadero), Enredados (que me hace tener ganas de perseguir mis sueños más profundos), Tiana y el Sapo (que también me demuestra que la belleza está en el interior y que lo que todo el mundo necesita, más que riquezas, es amor)...

Y así he estado mucho rato, reflexionando, animándome a seguir con una asignatura que se me hace insoportable. He llorado con la canción más conocida de La Bella y La Bestia, con la de Enredados (Veo en ti la luz), con la de Mulán (Reflejo), con la de Pulgarcita (Yo te haré volar), con la de La Princesa Cisne (Hasta el Final del Mundo), con la de El Rey León 2 (Triunfará el amor)... Y he reído con la de El Rey León (Voy a ser el Rey León), con la de Aladdin (Un Genio Tan Genial), con las de Hércules (Tan cierto como tú, No diré que es amor y De Cero a Héroe), con la de Aladdín 2 (Un amigo es lo mejor), con la de Tiana y el Sapo (Hay que saber llegar al fondo)...

En fin... Que me he quedado un poco tontilla. Que me apetece enamorarme, reírme, ser feliz, encontrar todo lo que necesito, luchar y alcanzar mis metas... Me inspira Disney. Creo que soy así porque creo en todo lo que he ido contando, porque siento todo lo que he descrito, porque he crecido con esos valores que mucha gente no reúne a la vez. Y me siento especial. Me siento como una princesa. No soy guapa, ni estoy delgada, ni nadie se enamora de mí a primera vista... Todo eso es cierto. Pero siento que tengo un corazón enorme, que soy una persona increíble, que soy luchadora, que sé quién soy, que soy muy fuerte, que soy muy afortunada y, por encima de todo, que lo más importante para mí es el amor. Eso es lo que creo que me convierte verdaderamente en una princesa o en una persona tan especial. Todo lo que hago, por tonto que sea, lo hago por amor. Por cualquier tipo de amor: a un chico, a mi familia, a un amigo/a, a un sueño o a mí misma.

Me he dado cuenta de que quizá mucha gente es tan superficial porque le falta ver La Bella y la Bestia tantas veces como la he visto yo... Me da pena que se valore tanto el físico. Estoy de acuerdo en que es lo primero en lo que nos fijamos de los demás. Pero hay que saber llegar al fondo (como dice Mama Odi en Tiana y el Sapo), porque antes de juzgar tienes que llegar hasta el corazón (como canta la Señora Potts en La Bella y la Bestia). Sí, estoy más gordita que delgada. Sí, no soy guapa. Pero valgo un millón de veces más que muchas personas que están delgadas o que son guapísimas.

Y nada, gracias a Disney, hoy me quiero. Y me gusta esta sensación.

jueves, 31 de mayo de 2012

Thank you, Jamie.


No sé por qué, pero esta noche siento un vacío en mi corazón. Durante varios meses, mis padres han tenido alquilado nuestro piso a unos chicos y chicas ingleses que han estado trabajando en el instituto. Desgraciadamente, debido a mi ajetreo personal y estudiantil, sólo he podido conocer a uno de ellos. 

Se llama Jamie y es un chico genial y muy guapo. Se ha esforzado mucho por relacionarse con nosotros y con la gente con la que ha trabajado día tras día. Sé que ha disfrutado al máximo, que ha absorbido como una esponja todo lo que este país (que tan mal funciona y tan poco me gusta) le ha ofrecido. Eso me hace muy feliz. Apenas he tenido el gusto de compartir una noche de flamenco y copas con él y con su amigo Mark, pero ha sido suficiente para que Jamie se haya hecho un hueco en mi corazón. Es de ese tipo de personas que te sonríen y te hacen sentir que el mundo se detiene, que te habla y, de alguna manera, te atrapa. Debo reconocer que me ha impresionado muchísimo. Y para bien. 

Esta tarde, hablé con mi madre y me dijo que se iba de nuevo a Inglaterra, que nos dejaba. Y mi corazón ha dado un vuelco. Me encantaría conocerlo más, que me enseñara muchas cosas, aprender a hablar inglés con él, que me contara más experiencias y pasar mil y una noches más como la que compartimos hace aproximadamente un mes. Me iba a ir a dormir, porque mañana tengo un examen final, pero no podía dejar de darle vueltas. Quiero volver a verlo y, como decía, conocerlo más. Así que, lo he agregado a Facebook y le he escrito un mensaje en inglés, que ha sido el siguiente: 

Hey, Jamie, how are you? I couldn't say goodbye. I hope this time in Spain, has been unforgettable and incredible to you, and you'll never forget us.

I've been thinking of traveling to England, perhaps in late September. I love to go with my mother to improve our English and to speak more fluently (you know we are a little ashamed about that). One of the places I would love to visit (again) is York and I would like you to join us when we finally decided to go.

It was a pleasure to meet you (even a little). I think you're a very good person, and my family and I are very grateful for being so friendly and have shared many good times (especially with my parents). I wish you all the best.I hope to see you soon!

PS: I tried to write this message in English. I don't know if I will have written something wrong or if you will understand it, but you know I have to improve my English much, haha.

En español, significa: 

Hey, Jamie, ¿cómo estás? Espero que este tiempo en España haya sido inolvidable e increíble para ti, y que nunca nos olvides. 

He estado pensando en viajar a Inglaterra, quizá a finales de Septiembre. Me encantaría ir con mi madre para mejorar nuestro inglés y para hablarlo más fluidamente (ya sabes que nos da un poco de vergüenza eso). Uno de los lugares que me encantaría visitar (otra vez) es York, y me encantaría que que nos acompañaras si al final decidimos ir. 

Ha sido un placer conocerte (aunque sea un poquito). Creo que eres una muy buena persona y mi familia y yo te estamos muy agradecidos por haber sido tan amable y haber compartido tantos buenos momentos (especialmente con mis padres). Te deseo todo lo mejor. ¡Espero verte pronto! 

PD: He intentado escribir este mensaje en inglés. No sé si habré escrito algo mal o si lo entenderás, pero ya sabes que tengo que mejorar bastante mi inglés, jaja. 


La verdad es que no esperaba que me contestara. O al menos no tan pronto. Y me ha sorprendido. Ha contestado 10 minutos después. No sé por qué, pero yo en realidad estaba esperando a que eso, precisamente eso, ocurriera. 

Su respuesta ha sido la siguiente: 

Hey Adela!

Of course, I will not forget you and your family. You have a wonderful family, and Posadas is a lovely place, full of all different types of people, but always people that are very welcoming. 

Haha don't be ashamed! there is nothing to worry about! just like you, we love it when people try to speak, and we understand it's difficult sometimes! Well, if you want to visit York, you can come whenever you want. My dad works in a hotel in York, and there you can stay in the hotel for as long as you want for free. Or in my house! Whatever - all of your family has a place to stay. But definitely tell me if you'll come and visit, or anywhere in the UK. If you come to the North, I can show your family lots of places close to my heart. 

Your English is good so don't worry about that! It's been a pleasure to know you and your family. I wish you all success, whatever that means to you!

Que, en Español, significa: 

Hey, Adela. 

Por supuesto que no os olvidaré a ti y a tu familia. Tienes una familia maravillosa y Posadas es un lugar precioso, lleno de gente diferente pero siempre amable. 

Jaja. ¡¡No tengas vergüenza!! ¡No hay nada de lo que preocuparse! Al igual que tú, nos encanta cuando la gente intenta hablar, y comprendemos que es algo difícil a veces. Bueno, si quieres visitar York, puedes venir cuando quieras. Mi padre trabaja en un hotel en York, donde tu familia y tú podéis estar tanto tiempo como queráis gratis. ¡O en mi casa! Sea como sea, tu familia y tú, tenéis donde quedaros. Pero, definitivamente, avísame cuando vengáis a visitarnos a nosotros o cualquier parte del Reino Unido. Si venís al Norte, puedo mostraros lugares que realmente adoro. 

Tu inglés es muy bueno, así que ¡no te preocupes por eso! Ha sido un placer conocerte a ti y a tu familia. Te deseo todo el éxito, ¡¡sea lo que sea lo que ello signifique para ti!!

¿He comentado ya que es adorable? Pues lo es. Definitivamente, a finales de Septiembre me voy a York una semana, al hotel del padre de Jamie o a su casa (lo que mejor le venga a él) y espero que mi madre me acompañe para varias cosas: 1) que también mejore su inglés, 2) que esté conmigo cuando visite esos lugares tan increíbles y 3) que no me suba a las nubes montándome películas con Jamie (cosa que es fácil que me pase, si es que no lo está haciendo ya). 

Hace años que sueño y ansío ir a York. Volver a andar por esas calles, ver su catedral, respirar su aire y, sobretodo, verme obligada a comunicarme en inglés. Hay muchos otros sitios que me gustaría visitar por allí cerca (Durham, Fountains Abbey, Beamish...) y espero poder cumplir este sueño a finales del verano, como merecida recompensa de mi continua lucha durante los últimos años. 

Estoy muy ilusionada, aunque ese vacío inexplicable que me ha dejado Jamie al irse, sigue estando ahí. Espero que no durante mucho tiempo. 

En fin... Lo único que me queda por decir es: THANK YOU, JAMIE. 


PD: He hecho un mural con algunas fotos suyas, para recordarlo siempre, aunque sea virtualmente (xD) y también dejo una foto de él en el patio de mi casa (no se le ve a él, sólo su sombra, pero esos pelos... lo delatan, xD)