martes, 24 de abril de 2012

Joder... No sé qué demonios pasa, pero... no puedo estar más triste hoy. No veo el momento de poder llorar, llorar hasta morir o hasta desahogarme, ¿por qué no? Ya basta. No puedo más. Me siento enjaulada, dolorida, pisoteada, aplastada, ultrajada... Mal. Todo mal.

Menos mal que siempre encuentro una salida, que sino... iba a estar complicada la cosa.

Mentiroso.

Hoy, mientras intentaba estudiar después de haber encontrado un lugar donde escapar para poder estar tranquila, mi exnovio (desde no hace ni un mes) me ha revelado algo increíble: se ha acostado con una amiga suya que, además es lesbiana. Dos días antes estábamos hablando normal, él como siempre diciéndome cosas bonitas, intentando regalarme el oído. Sé que ya no estamos juntos y que yo misma lo ha decidido. Pero no me vale que me esté diciendo continuamente que me quiere y que quiere estar conmigo, mientras que, a la primera de cambio está acostándose con otra. Yo no podría aunque quisiera. Y eso que he tenido varias oportunidades. 

Me ha dolido. Me ha dolido hasta el infinito. Siento de nuevo ese peso en el corazón, pero esta vez tengo la situación controlada. No me voy a dejar venir abajo. Tengo muchas cosas importantes que tengo y que quiero hacer. Pero esto ha dolido. Muchísimo. No me lo esperaba. Y lo peor es que eso me hace sentir más estúpida aún. ¿Por qué seguía confiando en él si ya me había demostrado que no valía la pena? Esto es horrible. Todo esto. 

Hoy, sólo siento dos cosas totalmente distintas: ASCO por aquellas personas (3 en concreto) que no han consentido dejarme ser feliz sin ellas, y AGRADECIMIENTO por aquellos que me han acogido en su casa sin pensarlo siquiera. 

Indignación a nivel supremo.

Hoy estoy sin internet. Tenía pensado esta noche escribir todo lo maravilloso que ha sido mi fin de semana, pero en lugar de eso, describiré la mierda de gente con la que convivo.

Después de todo lo que ha ido pasando en el último mes, he respirado hondo y he tratado a la gente con EDUCACIÓN y con RESPETO. Pero no, ese no parecía ser el camino correcto. Al menos para ellas, ya que no se molestaban siquiera en contestarme. Si encima digo que hablo con las paredes porque no obtengo respuestas, las señoritas se rebotan. Increíble.
Y encima, parece ser que me invento las cosas. Que malinterpreto todo lo que hacen, que según ellas es muy normal. Les parecerá normal estar una semana sin apenas hablarme, dejar que friegue platos a las 10 de la noche y con 40º de fiebre, llamarme a las 11 de la noche porque “están preocupadas” y sin poder yo hablar porque tenía faringitis e insistir en liarme un follón del 15 porque no había fregado la cocina, tener que aguantar a sus amantes en casa más de 24 horas, volver a limpiar lo que yo acabo de limpiar… Será normal para ellas, pero para mí, desde luego, no.

Me ha encantado que Leti me echara en cara que haya hablado con Leo y le haya contado como iba la situación en casa, que ella haya pensado que lo he hecho para joderla. Porque la verdad es que no llego a esos niveles de maldad, pero ya que se ha cabreado, pues me alegro. Total… a este pobre chiquillo poco más iba a tener yo que decirle o contarle… Ya sabe todo lo que tiene que saber de Leti.

De Isa ya… me termino de indignar y de reír por no llorar de la pena que me da. Le digo que no quiero ser su amiga porque estoy dolida con ella y se rebota y decide no hablarme nunca más en la vida. Alucino. Sobretodo porque, apenas 10 minutos antes, estaba hablando conmigo como una persona (con sordera selectiva y menos cerebro que una liebre con dos días) más que como una cani de barrio, que es como me ha dicho que no le hablara más en su vida. Y luego, la inmadura soy yo. Cuando estoy escribiendo esto en un Word porque no tengo internet y no puedo ni ver uno de mis programas favoritos, ni siquiera publicar esto en mi blog que ya es privado. Y la inmadura soy yo. Vaaaale. Que si no tengo internet no es porque se haya roto ni nada… es que le han cambiado la clave las muy putas. Y no me la quieren dar ni me la darán. Te cagas, colega.

Lo más irónico es que cuando ya estaba todo medio arreglado, o eso parecía, Isa y Leti han empezado a sacar más cosas, más trapos sucios, y mira, después de una hora y media (o más) de explicaciones, ya me tenían hasta el moño. Así que ya me he cansado y les he contestado en plan rapidito y diciéndoles que no me puedo acordar de lo que escribí en cada momento o lo que sentí en cada momento, porque es imposible para una persona como yo, que siente tantísimas cosas. Y ya he intentado cortar el grifo de la conversación porque quería seguir estudiando y ya me las estaba viendo venir montadas encima de la escopeta. Así que les he dicho que me alegraba mucho de haber tenido esa conversación y de haber hablado, pero que esto no cambiaba nada, que yo no quería ser su amiga y no quería nada más que ser su compañera (¡¡y porque estoy obligada a ello por contrato!!). Que yo lo único que quiero es un trato cordial o básico como compañeras, pero que cada una tiene su vida y a mí, personalmente sus vidas me dan bastante igual. No me importan. Sólo quiero hablar con ellas como personas normales para las cosas de la casa. Y eso ellas no lo entienden. Así que ambas, primero una y después otra, han decidido dejar de hablarme de por vida. ¡¡Mira tú qué disgusto!! ¡¡¡Pero si no me habláis ya!!!

Qué falsas, en serio, cómo se notaba que lo tenían todo planeado, hablado, estudiado incluso para saber lo que tenía que decir cada una, qué decir primero y qué decir al final, qué actitud tomar cada una en plan “poli malo” y “poli bueno”. La palabra es: TRISTE. Muy triste. Personalidad cero. Vergüenza menos dos. Educación menos diez. Conciencia menos veinte mil. Orgullo miles de millones… Y así está la cosa.

Dicen que no me conocen, y la verdad es que creo que es lo único acertado que han dicho. No me conocen, es cierto. Si me conocieran sabrían demasiadas cosas que yo no quiero que sepan, porque las utilizarían para hacerme daño. Si me conocieran, también tendría algunas ventajas mi situación, ya que sabrían por lógica que no me gusta ir criticando a las personas, que no me gustan los cotilleos, que no me gusta hacer daño a la gente metiendo cizaña… Pero, claro, no me conocen. Pobrecitas ellas. No saben con quién se han metido.

En el fondo y si soy sincera, tengo que decir que lo que creo que tienen es una sobredosis de envidia. Y además de envidia de la dañina. ¡¡Fíjate que me han quitado el Internet y todo!! Me ven independiente y feliz. Y ellas no son capaces de eso. No lo soportan. Me odian porque soy todo lo que ellas querrían ser: una persona sincera, algo inocente, dulce, cariñosa, introvertida, educada, respetuosa, algo mágica, entusiasta, positiva, encantadora… En fin, tampoco me voy a poner ahora por las nubes, que yo también tengo defectos. Pero odian mis virtudes.

Lo que yo creo que odian aún más es darse cuenta de que sí que tengo amigos, de que sí que hay gente que me quiere, y de ver que me estoy moviendo para hacer un montón de cosas en plan lo del submarinismo, la colaboración, los grupitos de gente con la que estoy así de vez en cuando… Las mata. Ver que me puedo ir cuando quiera escapar a casa de Ágata, Javi o quien sea, les repatea. Porque ellas dicen tener muchos amigos y valorarlos muchísimo, pero en realidad… tienen como mucho 3 amigos cada una. Y al menos uno de ellos está ahí porque está esperando para tirársela. Y yo puede que tenga incluso menos amigos de los de verdad todavía, pero son mis amigos porque aguantan mi forma de ser, porque me comprenden, me ayudan, me entienden, discutimos, nos reímos… Amigos de verdad. De esos que da igual cuántas veces les falles, que antes de que tú llegues a pedirles disculpas ya te están proponiendo un plan o invitándote a una caña. Ese tipo de amigos con los que, no importa que pase el tiempo, ellos siguen ahí con una sonrisa preparada para ti y tenderte una mano. Ellas no cuentan con ese tipo de amigos para casi nada. Salen de la facultad y no tienen nada más que hacer, excepto sentarse en el salón a vaguear o a ver la tele y, por supuesto, criticar.

Y hablando de sus “amigos”, sus amigos son esas personas tan normales y lógicas que me borran a mí de las redes sociales por la cara. Cuando yo no les he hecho nada a ellos. Cuando yo jamás les he tratado mal, es más, los he tratado como si fueran amigos míos. Les debería dar vergüenza hacer lo que están haciendo, meter más cizaña en cuanto pueden. Sus amigos… que las llaman para comerles la cabeza con que yo las estoy criticando con uno de sus examigos. ¡¡Qué curioso!! Si es uno de tus examigos… ¿qué le voy a contar yo que él no sepa? Repito: triste. Muy triste.

Yo, desde luego por hoy, apago y me acuesto. Con mi indignación incluida. Mañana me busco otro sitio donde vivir lejos de tanta estupidez. 

lunes, 23 de abril de 2012

Cada paso que doy, cada decisión que tomo, cada persona que conozco, siento que estoy descubriendo un mundo nuevo. Totalmente nuevo. A veces es genial conocer a alguien que te hace sentir tan bien, conocer a gente que tiene esa chispa, esas ganas de hacer las mismas cosas que tú y, por lo tanto, hacer planes juntos... Estoy muy muy muy feliz después de un fin de semana mágico, increíble, impresionante e inolvidable.

Prometo que esta noche, antes de acostarme, redactaré aquí un resumen de tan impresionantes experiencias.

viernes, 20 de abril de 2012

Historias de amor.

Sí, yo soy la tonta esa que sueña con vivir la gran historia de amor. Sí, yo soy la ilusa que se emociona con los momentos más románticos de cada película, de cada serie, de cada libro, de cada canción... Sí, yo soy la soñadora que sigue esperando esa chispa que haga temblar su mundo y le de un nuevo color. Sí, yo soy la princesa que no se cansa de besar ranas. Sí, yo soy esa: la que ríe, la que llora. Sí, soy yo. ¿Y qué?

Me gustan las grandes historias de amor. Las de verdad. Las que implican malos entendidos, dolor, ilusiones, pasión, locuras, discusiones, besos y bofetadas. Sí. Esas son las que me gustan. Las que te tienen con el corazón encogido hasta el final. Las que parece que la historia no puede acabar bien, pero al final lo hace. Esas en las que los personajes que las protagonizan acaban siendo algo así como tus íntimos amigos.

Esas que acaban con el beso mágico, el beso final entre los protagonistas. En ese momento ya no puedes evitar llorar, porque las lágrimas se te caen una tras otra, como cascadas que van desde tus ojos hasta tus labios, recorriendo tus mejillas enrojecidas. Esas son las historias que me gusta leer, ver, oír, disfrutar y seguir. Porque una historia de ese tipo creo que es lo que me gustaría vivir y jamás llegaré a hacerlo.

miércoles, 18 de abril de 2012

Te echado de menos.

Si es que no puedo evitarlo. A ti sí que te echo de menos. A ti sí que te quiero. A ti sí que me apetece contarte todo lo que ha ido pasando en los últimos 9 meses. A ti, sí.

Es que esa sonrisa increíble, esa bondad innata, ese cariño tan grande, esa locura inocente que te caracteriza... Me da la sensación de que el tiempo no ha pasado por ti. Y me encanta. Me hace muy feliz.

La verdad es que no sabía cuánto te echaba de menos hasta que he estado contigo. Y ahora tengo el corazón sospechosamente acelerado. Y no quiero, porque me parece un poco egoísta adoptar esa actitud. Pero... es lo que hay.

Bueno, creo que será mejor que me relaje un poco pasando a ordenador las fotos de la práctica de hoy. A ver si dejo de querer estar más y más y más contigo. ¡¡Qué cosas!!

PD: no sé si esta sería la canción más adecuada pero... la estuve escuchando antes de ir a la práctica y ahora el título no deja de revolotear por mi cabecita loca... Ahí la dejo.

lunes, 16 de abril de 2012

Stronger.

Joder... ¡¡me siento tan fuerte!! Me como el mundo, fíjate.

Llevo todo el fin de semana escuchando la canción que voy a colgar al final de esta entrada, Stronger (What doesn't kill you) de Kelly Clarkson. El estribillo lo dice todo: What doesn't kill you it makes you stronger, stand a little taller. Doesn't mean I'm lonely  when I'm alone. Y muchísimo más. Es mi canción. Es mi situación. Cuando estoy a solas no significa que estoy sola.

Me siento feliz, aunque estoy sensible. Hoy me apetece un poquito de amor: un abrazo muy fuerte, un beso, una caricia... Algo. Pero tampoco me voy a amedrentar por ello. Ya he dicho que me siento FUERTE (o lo que es lo mismo STRONGER). Ciertamente, lo que no me ha matado me ha hecho infinitamente más fuerte. Estoy tranquila, serena, segura, invencible... Se acabaron las culpabilidades y las horas muertas preguntándome "¿Por qué?". Ya no vale pararse. El tiempo vuela y no se va a detener para mí. Ni tampoco me va a ser devuelto aquel tiempo que he perdido.

Así que, sin más, y después de esta declaración de LIBERTAD, me voy a poner a currarme mi futuro. Toca estudiar a tope.



Como decía Leonardo DiCaprio en Titanic: ¡¡Soy el rey del mundoooooooooooo!! 


:)

domingo, 15 de abril de 2012

Corazones.

Hoy he aprendido algo nuevo. Pensaba que lo sabía, pero parece ser que me estoy volviendo demasiado científica y necesitaba comprobarlo. He comprobado que todo el mundo tiene corazón, que todo el mundo se da cuenta de sus errores y se arrepiente de ellos sinceramente. He aprendido que todo el mundo crece y madura. La diferencia es que algunos lo hacen antes y otros, después.

He mantenido una conversación con una persona a la que apreciaba pero que era incapaz de escuchar, de sentir verdadero amor o demostrarlo, con una persona que resultaba en muchas ocasiones incluso intolerante, con una persona que hacía daño sin querer pero sabiéndolo y ni pedía disculpas. Cuando hoy he estado hablando con ella, me ha parecido mucho más... madura. Más sensata. Y, sobretodo, estaba enamorada. Locamente enamorada. Ya sabéis que mi gran debilidad es el amor, y quizás por eso ha sido por lo que la he sentido tan cercana a mí. Se ha sincerado conmigo, me ha explicado lo que sentía, me ha contado todo lo que le ha ido pasando respecto a este tema... En fin. Me ha parecido... bonito. Incluso entrañable. Siempre ha sido una persona muy sabia en varios temas, su problema eran las formas, que le perdían sin remedio. Pero hoy ha dado mucho la talla. La he sentido casi como una verdadera amiga. Me he dado cuenta de que realmente la sigo apreciando, a pesar de que me hizo mucho daño, por el simple hecho de que me ha demostrado real arrepentimiento de aquella actitud. Me ha gustado mucho su cambio.

Sí, reconozco que hoy estoy sensible. Pero es que después de estas dos semanas, lo raro sería no estarlo. Llevo tantos palos dados que encontrar alguien que todavía se arrepiente de sus errores, está enamorada como una auténtica protagonista de una novela... A veces (como es el caso actual) estoy tan convencida de que el mundo es de hielo, que cualquier demostración de que eso no es cierto me hace sentir tan reconfortada...

Bueno, ya es hora de irse a dormir y descansar, que mañana el día promete no dar tregua.

sábado, 14 de abril de 2012

Libertad... por fin.

En estos momentos me siento extrañamente libre, relajada. Como si me hubieran quitado una enorme carga de encima. Y, la verdad, estoy casi segura de que se debe al hecho de no tener que escuchar de fondo cursilerías, memeces y critiqueos baratos. Esta tarde me ha cundido infinitamente más que toda la semana. Es increíble. ¡¡Hasta he salido a dar una vuelta (cortita, eso sí) sólo para tomar el aire!!

Después del gran trabajo que he hecho este mediodía, me sentí agotada. Pero después, me miré al espejo y me enorgullecí. Me di cuenta de que da igual lo que ellas digan o piensen sobre mí. Yo tengo muy claro quién soy. Y hoy lo he demostrado: hace daño el que puede, no el que quiere. Vosotras, obviamente, no podéis. Y eso me gusta.

También ha quedado demostrado quién pierde los nervios. Estoy pensando en grabarlas sin que se den cuenta para después enseñárselo a las personas delante de las cuales se ponen tan bien puestas.

jueves, 12 de abril de 2012

"Hazme el favor..." Pues mira, bonita. A ti no te hago ningún favor. Más que por el tono en el que me lo has dicho en plan "sé que tú tienes la culpa" y la forma de mirarme suspicaz... ¡No me da la puñeterísima gana!

Qué gente, de verdad... ¡¡Hazlo tú con lo apañá que eres!! Verás como lo haces mejor...
En este mismo momento, me encantaría llamarte para contarte que estoy con el corazón encogido escuchando nuestra canción... "Kiss me". ¿Te acuerdas de aquel fin de semana viendo aquella película que incluía esta canción en su banda sonora? ¿Te acuerdas de esos tres días en los que vivíamos yo para ti y tú para mi, haciendo el amor, durmiendo juntos? ¿Te acuerdas de aquel brillo en mis ojos y en los tuyos? ¿Te acuerdas de cuando éramos nosotros y no TÚ y YO?

Yo sí. Y ahora mismo, entre lágrimas me pregunto qué pasó. Por qué no te siento cerca.

miércoles, 11 de abril de 2012

Pues la verdad es que me da mucho coraje mirar el Twitter y encontrarme esto: Se necesita tristeza para conocer la alegría, ruido para apreciar el silencio y ausencia para valorar la presencia


¿Perdona? ¿Crees realmente que soy yo la que tiene que valorarte a ti? ¿De verdad? Pues me parece que te estás equivocando... y mucho. 


Cada segundo, cada minuto, cada hora y cada día que pasa tengo más claro todo lo que pasa por vuestras envenenadas mentes. 


Fui idiota por creer que te estabas dando cuenta de lo equivocada que estabas respecto a mí. Ya veo no sólo que no lo estás haciendo, sino que encima sigues dejándote arrastrar por la otra persona. 


En fin... Al final cada uno queda por lo que es. Y lo digo por experiencia.

Cobardes.

Hoy es uno de esos días en los que me pregunto si tan poco importante soy como para que nadie luche por mí.

Discuto con mis amigas y ellas se van de compras mientras yo me quedo hecha polvo.

Rompo con mi novio después de seis meses de relación por una semana de tortura y completa incompresión, y él se quita de las redes sociales, se aisla del mundo y pasa de todo.

Discuto con mi novio y esa misma noche, mientras yo no duermo y no dejo de llorar, se va de fiesta hasta las 8 de la mañana o más.

En fin... todos huyen. Huyen como ratas, como cobardes. Nadie se queda a intentar salvar la situación. Unos huyen, otros se justifican haciendo daño... Pero NADIE pone de su parte ni insiste para enmendar el error. Nadie lucha contra el temporal que se ha levantado alrededor.

Y aquí sigo yo, de pie, clavando los talones en la arena y luchando contra viento y marea para permanecer de pie. Con todos mis problemas a cuestas, sobre mi espalda, aguantando el vendaval. Yo sí soy valiente. Yo no huyo cuando las cosas se ponen feas. Yo no voy a agachar la cabeza si sé que no debo hacerlo. Yo no voy a empeorar las cosas y puede que tampoco las mejore pero, al menos, permaneceré neutral esperando una respuesta por parte del mundo que me demuestre que sí me queréis. Si esa respuesta llega, yo no estaría tan equivocada cuando decidí quereros a mi lado. Si no aparece jamás, será que sigo siendo una idiota idealista.

Y estas son mis conclusiones de hoy.

lunes, 9 de abril de 2012

Víboras.

¿Qué puedo decir? Hoy estoy desanimada, desilusionada, decepcionada, asqueada... En fin. Estoy comprobando que hacer daño es algo que no es normal en la mayoría de las personas, pero que existe gente que simplemente tiene la maldad por dentro. Parecen víboras que van reptando silenciosamente hasta entrar en tu nido y destruirte sin piedad con su veneno. Yo no soy así, y por eso no entiendo ni entenderé ese comportamiento que me parece triste, indigno y rastrero. Ese tipo de personas, cuanto más lejos, mejor. Pero ¿qué le voy a hacer? Me equivoqué y fui yo misma (una vez más) la que invitó a la víbora a entrar en mi propio nido. Ahora no deja de hacerme daño. Para variar, confié en alguien, le abrí mi corazón y lo pisoteó. No me parece justo, pero así es la vida, supongo. Al menos la mía. Una continua decepción.

Y, hablando de justicia, hoy me apetece y necesito gritar que DOS CONTRA UNO NO ES UN JUEGO JUSTO. Y no, no es la misma situación del año pasado. Y jamás he intentado hacer daño a nadie. Además, no es que yo esté menos borde porque me esté quedando sin amigas, según tú, sino que a lo mejor estás empezando a darte cuenta de que no era tan borde como me reprochabas. Igual eres tú la que está empezando a valorar lo que ha perdido. Todavía puedo estar esperando a que me digas que me quieres o que me valoras... Muy triste.

Por hoy, ya he tenido más que suficiente. Me voy a dormir con mi malestar general y mis ganas de vomitaros en la cara.

viernes, 6 de abril de 2012

Cerrando la mente. Lapidando el corazón. Conteniendo las lágrimas. Enfrentando el miedo... y la frustración. Soportando la incertidumbre. Aguantando temblorosa.

En definitiva... reconstruyendo una muralla "anti-dolor" para sentirme protegida, aunque sola.

jueves, 5 de abril de 2012

Y hoy, cansada de pedir perdón continuamente, me encierro en mi burbuja. Siento mi alma aterrada, gritar con "The Kill" de Thirty Seconds to Mars.

Necesito un cambio. Ahora mismo estoy que ni una cosa ni la otra. Todo parece demasiado frágil y susceptible de romperse en mil pedazos. Las cosas pueden o mejorar mucho o empeorar aún más... La incertidumbre de no saber para qué lado me decantaré al final, me saca de quicio.

martes, 3 de abril de 2012

El día de la envidia.

Bautizaría el día de hoy como el día de la ENVIDIA. Y, para que no me malinterpretéis, aclaro que es una envidia artísitica, sana y admirada.

Esta tarde, he estado merendando con un amigo. Nos conocemos desde hace muchos años y, desde el primer momento, nos unió algo indestructible: nuestra pasión por la música. Nos admiramos mutuamente como personas, nos queremos casi como familiares, nos apoyamos mutuamente en momentos difíciles... Es una persona increíble. Siempre ha intentado mejorar artísticamente, superarse, aprender y absorber toda esa experiencia y los consejos de otros compañeros.

En fin... hoy, después de bastante tiempo, hemos pasado cerca de tres horas (o puede que más, no lo tengo claro) hablando, poniéndonos al día frente a un té de frutas del bosque. Después de contarle en lo que se ha convertido mi vida en el último mes y medio, aparte de alucinar, me ha brindado simplemente con su mirada una profunda comprensión. Se ha indignado conmigo, nos hemos reído, hemos compartido experiencias... Ha sido muy alentador. Me he sentido muy bien.

Es curioso, porque ese sentimiento es algo que sólo aparece con ciertas personas, es decir, con aquellas personas que se paran, me escuchan, se ponen en mi lugar, comprenden... Son personas especiales, difíciles de encontrar. Ahora mismo (excluyendo de este grupo a mi madre que, por descontado, es quien mejor me escucha, me entiende y me aconseja), sólo puedo contar 3 o como mucho 5 personas que consiguen esto. Junto a ellas el tiempo no pasa, vuela. Su mirada llena de comprensión, me hace fuerte, me hace grande. Sé que son personas con las que puedo contar para casi cualquier cosa. Tienen un nivel de madurez que está más cerca del mío que el de otras personas que me rodean y no entienden nada. Los considero amigos. De verdad.

Hoy he sentido muchísima envidia de mi amigo, porque él ha encontrado algo que yo he perdido: la valoración artística por parte de unos compañeros que lo llenan de cariño. Después de muchas decepciones, de no cansarse de luchar, de trabajar para superarse día tras día y tratar de cantar más y mejor, por fin ha sido querido, reconocido. Me alegro tanto por él... Yo no tengo de eso. Sólo tengo mi saco de ilusiones, de sueños, de deseos, de iniciativas nunca iniciadas... Sólo tengo mi guitarra (rota, por cierto) y mi voz. Siento que no soy ni seré nada en el ámbito artístico hasta que pueda dedicarle más tiempo y, desde luego, más ilusión. Porque, aunque en realidad me muera de envidia, lo que realmente envidio es esa luz, esa ilusión, esas ganas de seguir ahí, encima de un escenario. Porque yo de eso ya no tengo.

Hoy he aprendido que las personas tienden a cambiar. Algunas a mejor, otras a peor. Hoy estoy feliz, porque he visto varios cambios a mejor de varias personas que conozco. También reconozco que estoy triste, porque me falta algo. Y ese algo es el escenario. También estoy tranquila, porque sé que ahora no es el momento. Pero también estoy muerta de miedo sólo de pensar "¿Cuándo será el momento?" o "Espero que no se me escape la oportunidad"...

Pero, por encima de todo, estoy orgullosa de mi amigo. Por no rendirse. Por seguir ahí. Yo no he sido capaz.

Gracias. Mil gracias por demostrarme que todo puede ser. Que no vale darle vueltas a algo que no lleva a ninguna parte.

lunes, 2 de abril de 2012

¿Estabilidad?

Mi Titanic particular parece que hoy está de huelga. Ha decidido detenerse y volver a estabilizarse. Los compartimentos que se inundaron, siguen igual. El barco está bastante más hundido de lo que estaba cuando partió desde el puerto de la Incertidumbre, pero se mantiene, por ahora.
El problema en estos momentos es otro. Bastante distinto, por cierto. Si antes chocó contra un iceberg más bien mediano, ahora alguien se ha entretenido en hacer fuego en uno de los salones principales del barco. Al estar ese fuego en un lugar tan relevante, el incendio se está extendiendo lenta pero inexorablemente en todas las direcciones. Hay compartimentos con protección ante este tipo de “accidentes”, pero otros lugares son mucho más susceptibles de ser arrasados por algo que no deja de alimentarse de aquellos camarotes que ocupan pequeñas partes de mis buenas intenciones y buenos sentimientos. Afortunadamente, el compartimento de la fortaleza, el de la memoria y el de la consciencia están fuertemente protegidos. Queda ahí, como a medio camino, el de la cordura. Pero en ese sitio las cosas son tan relativas…
La cuestión es que, por unas o por otras, parece que mi Titanic, en vez de luchar por mantenerse a flote, lucha por hundirse.

Pero a mí, precisamente a mí, a cabezona no me gana nadie.

Esta imagen, la del puente de madera sobre aguas turbulentas (había una canción de Simon y Garfunkel que se llamana precisamente "Bridge over troubled waters"), refleja mi estado anímico de hoy. Siento que estoy andando sobre este puente y que en cualquier momento me voy a matar en la arremetida de una ola. Por lo pronto, ando regular de equilibrio. Por eso, una ola lo suficientemente fuerte me hundiría en esas aguas turbulentas de las que tanto me costó salir.

A pesar de todo... ¿quién dijo miedo?

domingo, 1 de abril de 2012

No puedo evitar lo que pasa por mi cabeza: en estos momentos me siento lo más insignificante, pequeño y olvidado del mundo.

Y no me gusta. Básicamente, porque sé que no lo soy y no entiendo por qué cojones me tienen que hacer sentir así. Precisamente TÚ.
Los dos últimos días (y ¿por qué no? la última semana también) se pueden resumir como "cuando creas que ya nada puede ir peor, te llevarás otro golpe".

Me consuela saber que aún tengo el poder de decidir si quiero dejarme llevar y hundirme, o si prefiero clavar mis pies aquí, respirar hondo, pasar del mundo, quererme y sobrevivir. Escojo lo segundo.

El hundimiento del Titanic.

Mi vida se ha vuelto totalmente surrealista.

Me siento muda, porque nadie me escucha. Me siento ciega, porque según parece no veo nada. Me siento sorda, porque me dicen las cosas y parece que no me entero de nada.

Estoy harta. Estoy harta de sentirme continuamente cuestionada. Estoy harta de que me tomen el pelo. Estoy harta de sentirme infravalorada, de que duden de mí, de que sigan intentando hacerme daño. Pero, ¿por qué? ¿Por qué demonios no me pueden dejar en paz?

Ya hasta mi pareja me cuestiona y me toma por imbécil. Es increíble. Ya ni siquiera él me escucha ni me valora.

Lo único que me queda ya es agradecer a mi madre o a mi hermana que me den un abrazo y me recuerden QUE YO NO SOY EL PROBLEMA.

No puedo evitar que me duela, porque equivocarse duele, especialmente las consecuencias que conlleva. No quiero caerme. Me niego. También estoy harta de eso.

He llegado a la conclusión de que debo de tener cara de imbécil o algo, porque sino es que no me lo explico.

Es increíble como pueden hacerte sentir tan poquita cosa, tan pequeña, tan idiota, tan... subnormal. Alucino.

Pero se equivocan: YO NO SOY ASÍ. Es más: LO SÉ.

Estas son las últimas lágrimas que derramo en lo que queda de vacaciones. No vale hacer daño porque sí. No vale echar en cara a los demás decisiones que ha tomado uno mismo. No vale atacar en lugar de defenderse. No vale. Así no va esto.

Pero, joder. Me duele. Mi relación se va a la mierda. Mis ilusiones se destrozan. Sólo se me ocurre compararlo con el hundimiento del Titanic. Sólo que lo que allí eran personas, en mi caso eran esperanzas e ilusiones. Me veo a punto de romperme, aunque ya digo que me niego. Pero eso no hace que duela menos.

Una vez más creí, confié y fallé. Y aquí estoy, sentada en el suelo. Fuí yo contra el mundo. A lo mejor, el rival veía lo que yo no. No lo sé... Ya no sé nada.