miércoles, 20 de octubre de 2010

Y soñé.

Camino totalmente desnuda,
arropada tan sólo por el atardecer...

Los tonos anaranjados
me adormilan,
me endulzan,
me entusiasman.

Mis pies se deslizan
aún más ligeros
sobre el frío asfalto.
Mi corazón se acelera.

Cierro los ojos.

La suave brisa
acaricia las ondas de mi cabello.
Respiro hondo.
Y dejo el aire escapar lentamente
entre mis labios,
mientras abro mis ojos.

Todo cambia a mi alrededor.
Viajo a toda velocidad.
Sueño.
Me dejo llevar
a otra realidad.

El cielo se tiñe de añil.
¡No!
Deseo buscar el atardecer de nuevo,
correr.
Y lo hago.
Puedo volar.
¡Puedo volar!

Las plantas de mis pies
ya no rozan el suelo.
La fuerza de la gravedad
no existe ya para mí.

El olor del mar
me envuelve.
es tan infinito,
tan azul,
tan perfecto,
tan vivo,
tan...

El tejido de mis sueños
se empieza a hacer
cada vez más inestable,
cada vez más borroso.

La realidad va tomando forma
a mi alrededor.

Sueña el despertador.

¡Maldito monstruo
lleno de terribles deberes!

Pesadamente hago callar
a todas mis responsabilidades.
Pretendo alargar un poco más
mi momento, mi sueño,
mi otra realidad.

Busco a Jack a mi lado,
pero no está.

Me incorporo en la cama
y me permito el pequeño lujo
de soñar despierta
durante unos instantes.
Sólo unos segundos más.

Pienso en el momento
en el que mi sueño se hizo realidad.
Era tan perfecto que daba miedo.
Pero, aunque el miedo me aprisionaba,
me arriesgué a soñar,
me dejé llevar,
vencí al miedo.

Y soñé.

2 comentarios:

  1. DIOS MIO!!!! ME ENCANTA.....MIRA TU, CREO QUE TE ESTÁ SALIENDO LA VENA POÉTICA, LA VENA NO....LA ARTERIA.
    Un beso de pipi y un achuchón muy fuerte.

    ResponderEliminar
  2. Pues ya te enseñaré mis próximos escritos en folios porque acabo de abandonar la escritura en este blog. Para siempre. Te lo contaré cuando pueda.

    Te quiero, mami!

    ResponderEliminar