viernes, 8 de octubre de 2010

Tiempo.


Cuando acabas una relación, tienes en tu interior un cúmulo de sentimientos confusos y traicioneros.

Te sientes vacía. No tienes ganas de volver a intentarlo. Recoges los trocitos de tu pobre corazón destrozado y miras, desolada. No hay nada que hacer, salvo esperar a que pase el tiempo y sane tus heridas. Echas un vistazo a tu alrededor, pero todo significa nada. Te refugias en los amigos, ¿por qué no? Pero nada llena ese vacío, ni siquiera ellos. Pruebas entonces a encerrarte en ti misma, pero descubres que eso sólo te hunde más y más. Te agobias. Los problemas se suceden continuamente, ahogándote. El humor te da sucesivos giros que acaban por frustrar y preocupar a la gente que te rodea. No deseas estar con nadie, aunque necesites más cariño que nunca.
Al mismo tiempo tienes un miedo terrible a volver a enamorarte, a equivocarte, a ver una vez más todas tus ilusiones destrozadas. Sabes que lo superarás, pero eso o te consuela ahora mismo. De repente sonreir parece algo muy difícil. Tienes la sensación de que tu alma es sólo un montón de ruinas e intentas reconstruirlas poco a poco, pero es imposible ahora mismo. No avanzas. Y te da miedo quedarte anclada ahí para siempre, pero no puedes evitar estar como estás.

Así que, por lo pronto, te acurrucas en el sofá, tapada con una manta, ves un par de películas de amor (de esas que cuentan historias que no pasan en la vida real), lloras, y rezas por que el tiempo pase más deprisa.

2 comentarios:

  1. Creo que tienes razón, hay que darle tiempo al tiempo, pero no te parece que estás tocando fondo,
    pega un zapatazo y respira hondo,saca la cabeza y no olvides que la vida continua, que desgraciadamente siempre nos viene corta y que está ahí, para vivirla, no te quedes anclada,hundida en un sofá.LEVA ANCLAS!!!
    UN BESO,CARIÑO....

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  2. Lo intentaré con más fuerza... :S

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