sábado, 28 de mayo de 2011

When you cry with a sad smile.


Mientras una música triste acaricia mis oídos lentamente, casi con cariño, me dejo llevar a un mundo de recuerdos. No son recuerdos reales, son recuerdos de cosas que he soñado. Veo las imágenes pasar una tras otra ante mí mientras yo, impotente, no puedo modificarlas. Y ya me gustaría, porque algunas duelen. Me encojo en el sofá, frente al aire acondicionado... Y, gracias al aire frío, recuerdo algunas experiencias del invierno. También duelen. Se me escapan un par de lágrimas mientras me pregunto “¿Cómo he podido llegar a esto?”. Rápidamente me repongo, me siento en el sofá, seco mis lágrimas y miro algo ausente los apuntes que reposan sobre la mesa, esperando que me los estudie. Respiro hondo, sonrío al darme cuenta de lo absurdo de la situación y del poco derecho que tengo de sentirme así (aunque sólo sea unos minutos) y con energías renovadas, me siento ante mis apuntes de Física, dispuesta a descifrar las cientos de ecuaciones que se amontonan en mis páginas de cuaderno. Luego descansaré, escucharé música y dejaré de pensar…

Es un alivio mirar al otro lado de la cama por la noche y no verme sola.

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