viernes, 15 de junio de 2012

Colección de momentos.

No tengo claro si es bueno o no mirar hacia atrás. Es decir, recordar momentos pasados, revivir sentimientos, volver a sentir que tenías algo que ahora no tienes. La cuestión es que he llegado a la conclusión de que todos echamos de menos algo que antes teníamos. Puede que sean muchas cosas, puede que sean sólo algunas... Hay quien puede que apenas eche algo de menos, pero siempre habrá algo.

Estaba mirando las fotos del año 2010... El año que hice el mejor viaje de mi vida y también el año en el que empezó mi caída en picado hasta desembocar en una depresión a finales de esos 12 meses. Fuseta, el grupo de amigos, las barbacoas, las noches de trivial, póker, party... Los echo de menos. Me sentía parte de algo.

Aún no termino de entender cómo se puede tirar por la borda algo así, esos momentos vividos juntos, esas risas, esas discusiones filosóficas... Me encantaría volver atrás y vivirlo de nuevo. Ojalá pudiera volver a sentir lo que sentía en aquellos momentos, que eran tantas, tantas cosas...

Miro las fotos de aquel viaje y me miro ahora. Y siento que soy otra persona, mucho menos confiada, bastante más madura, infinitamente más seria... Creo que he crecido. Pero es que ha sido en cuestión de 2 años. Es una bestialidad de cambio. Y me da la sensación de que sólo lo comprendo yo. Ahora me miro al espejo y siento que tengo 30 años. Es como si la vitalidad se me estuviera escapando como agua entre las manos. Y no sé qué hacer.

La cuestión es que hoy no me quedaría tranquila si no dijera que echo de menos a David y a Belén. Que puede que no lo merezcan o puede que yo no tenga derecho a decir esto. Pero les quiero. Y no porque hoy me haya dado un arrebato. No. Les quiero por todo lo que me hicieron sentir, por todo lo que compartí con ellos y por todo lo que me ayudaron en determinados momentos. También echo de menos a Manolo, aunque con él la relación es más sana y menos fría, pero distante. Ha sido tan tan tan importante. No sé expresar cuánto lo quiero y el miedo que me da hacerle daño de cualquier manera posible. Le tengo un respeto increíble y me inspira una ternura indescifrable. La verdad es que sí, le echo infinitamente de menos. A él y a sus abrazos que hacían que se detuviera el mundo cuando todo iba mal. A Mae y Pedro también los echo de menos, pero es de una forma distinta. Estaban cada uno encerrado en su mundo, junto con Manu. Eran un caso aparte, un mundo aparte, que sólo se abría ante mí cada vez que nos reuníamos todos. Y Sergio... No puedo decir que haya sido el amor de mi vida, porque mentiría. Pero debo decir que lo quiero desde el primer día en que lo vi entrar en la facultad, que lo quiero tanto que haría casi cualquier cosa por él, que en 4 años ha sido mi amigo, mi novio, mi confidente, uno de mis puntos de apoyo y... es que no sé. Ha sido tantas cosas para mí... Lo quiero con locura. Aunque ya todo es diferente. Pero me encanta poder tirarme en su sofá con él y que me abrace de forma protectora, pedirle un favor y que no dude un instante y me ayude. Es tan increíble como persona...

Y así estoy hoy. Tengo la tarde tonta, ya lo sé. Pero es que he pasado un año de oscuridad infinita. Y ahora que estoy levantando cabeza y miro el antes y el después de la zona de oscuridad... ¡Coño! Me quedo alucinada. Soy otra persona, sí. Con el mismo fondo (romántica, soñadora, luchadora, entusiasta, positiva, etc), pero mucho más desconfiada, a veces borde o incluso arisca. Pero sigo siendo yo.

La imagen del espejo ha cambiado, pero los ojos me delatan. Sigo siendo yo. Con un montón de momentos increíbles sobre mis espaldas, con dos años más de experiencias traumatizantes y determinantes en mi vida. Sigo siendo yo. Y me gusta verlo, aunque puede que sólo lo vea yo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario