domingo, 20 de junio de 2010

Pesadillas.

Voy caminando calle abajo, de vuelta a casa. Miro hacia atrás. La gente sigue de fiesta allá lejos, en la feria de mi pueblo. Se ven las luces contrastando con la negrura absoluta del cielo.

No hay nadie en la calle y una repentina brisa me produce un escalofrío. Tengo un mal presentimiento. Algo no va bien. Vuelvo a mirar atrás. Nada. Silencio absoluto. Las luces de fondo. Nada más.

Y sin embargo... sin embargo tengo la sensación de que una sombra me persigue. Algo o alguien va detrás de mí y me sigue muy de cerca. Estoy nerviosa. Comienzo a andar más rápido, con la vana esperanza de que así no me alcanzará. Tonta de mí. Esa sombra también acelera su persecución, sin atreverse a adelantarme nunca, claro.

Llego por fin a mi calle, temblando. El portal de mi bloque está abierto. Eso es en realidad algo raro pero, dado mi estado de nervios y ansiedad, entro. Subo las escaleras con más miedo aún. No sé por qué, pero siento que la muerte me acecha inexorablemente.

Abro nerviosamente la puerta. Entro y cierro en seguida, intentando evitar que esa "cosa" que me persigue no entre conmigo.

Después de cerrar la puerta, suspiro aliviada. Me siento segura. Sin embargo, al estar unos segundos en casa, comprendo que no estoy a salvo. La angustia sigue atenazando mi corazón. A estas alturas, ya empiezo a desesperarme de verdad. El salón se me antoja vacío y demasiado sombrío. Paso de largo y avanzo por el silencioso pasillo hacia mi habitación.

Instintivamente, dirijo la mirada hacia la puerta de la habitación de mis padres... Y veo una sonrisa muy grande y de dientes muy blancos en la penumbra. Siento ganas de gritar y me tapo la boca con las manos. Cierro los ojos sólo un segundo, asustada. Pero cuando los abro de nuevo, ya no está ahí.

Doy la vuelta y entro en mi habitación. Me cambio de ropa y me pongo el pijama para acostarme cómodamente. Una vez estoy en la cama, tapada (pues hacía frío), miro hacia el cuarto de baño. Desde mi habitación se puede ver la bañera, con sus cortinas entreabiertas. Y de nuevo observo como algo o alguien me sonríe de manera fría, burlona, desagradable. Me tapo la cabeza con las mantas y cierro los ojos fuertemente.

Intento dormir, pero no puedo. Es imposible. Me incorporo en la cama y me llevo la mano a la cabeza. Duele. Nuevamente me siento observada. Tengo mucho miedo. Miro hacia la cama de al lado. Mi hermana no está, lo que significa que me encuentro totalmente sola. Tengo una sensación de soledad angustiosa, asfixiante, agobiante. No sabría explicar exactamente cómo, pero sé que aunque grite, nadie me escuchará. De repente soy consciente de que estoy completamente sola en el mundo. ¿Qué hago? Me están observando, esperan a que haga algo. Pero no sé el qué. La angustia, el miedo, la pena, el pánico, la soledad, el agobio, la desolación... me hacen salir de la cama, levantar la persiana, subirme al alféizar y prepararme para saltar.

Desde allí observo, como tantas otras noches, los tejados de los edificios de alrededor. Miro hacia abajo. Vivo en un primer piso. Entonces la caída no será larga, será corta y contundente. Mortal. Perfecta.

Salto.

Me precipito al vacío a una velocidad impresionante, oyendo de lejos un tren pasar sobre el puente, sintiendo el viento congelado azotarme la cara sin piedad, notando como mi cuerpo se deja precipitar como una carga pesada. Sigo cayendo. Estoy tardando mucho en percibir el golpe mortal. Abro los ojos. Estoy frente a mi ventana, en posición horizontal. A mi alrededor todo se mueve verticalmente. Tengo la sensación de gravedad, de caída libre, veo que estoy precipitándome, pero no consigo llegar al suelo. ¿Por qué incluso mi muerte debe ser angustiosa? Quiero morir. No quiero estar sola, es algo insoportable. No quiero vivir. Estoy sola. Por favor. Quiero morir. Quiero morir ya.

No toco fondo. Sigo cayendo.

Pero justo cuando voy a llegar, despierto con gran dolor de cabeza, sobresaltada y aún temblando, con la respiración entrecortada.


Llevo teniendo esta pesadilla desde que era muy muy pequeña (con 8 ó 9 años, creo recordar). No sé que significa, pero nunca he dejado de tenerla. No estoy segura, pero hay algunas cosas que quizás sí pueda explicar desde su origen. Por ejemplo, lo de saltar por la ventana, puede deberse a mi infantil obsesión por volar.

Sin embargo, no entiendo lo de esa sensación tan horrible e insoportable de soledad. Pero es horroroso, en serio.

Si alguien entiende de estas cosas, que me lo explique, por favor. Gracias.

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