miércoles, 26 de diciembre de 2012

Entrevistas imaginarias. 1

- ¿Cómo te sientes ahora?
- Bien. Genial. Fuerte, poderosa e indestructible.
- Pero, ¿después de todo lo que ha pasado?
- Sí. Lo que ha pasado no ha sido culpa mía, sino decisión de otra persona. Esa persona que acarree con su conciencia y con las consecuencias de sus actos. A mí ya no me afecta.
- ¿Y no sientes ganas de llorar?
- Pues sí, pero no puedo. Por más que lo intento es mayor la rabia y el odio que el dolor. Cada vez que creo que me voy a venir abajo hay una parte de mi subconsciente que se niega a derramar una sola lágrima más por esa persona que no merece ni el aire que respira. Me niego a sufrir. Me cierro ante ese sentimiento.
- Entonces, ¿no sientes nada? ¿Dolor? ¿Rabia?
- Siento rabia, frustración, incertidumbre, odio, rencor, ira, asco, indignación... Y sí, dolor. Pero he enterrado el dolor en alguna recóndita parte de mi ser de la que no lo dejo salir. También siento orgullo. Me siento muy orgullosa de mí misma.
- ¿Por qué?
- Por haber aprendido a ser fuerte. Por hacer todo lo que llevo haciendo estos seis días infernales. Por seguir manteniendo mi optimismo y mi alegría. Por ser todo lo que la otra persona no es. Por poder ser capaz de darlo todo por aquellos que amo. Por anteponer la felicidad de los demás a la mía propia. Por muchísimas cosas, en realidad.
- ¿Y qué vas a hacer ahora? ¿Lo mismo?
- Bueno... Me dedicaré un poquito más a mí y a mis estudios, trabajos y demás. Necesito hacer eso bien, porque tengo muchas esperanzas centradas en mí y en terminar este año. No puedo defraudarles ni defraudarme. Tengo que luchar porque eso salga bien. Pero, además, seguiré haciendo lo que he estado haciendo hasta ahora. Y no voy a llorar. No voy a llorar. Sólo voy a limitarme a sobrevivir y a ser feliz.

No hay comentarios:

Publicar un comentario