El mundo pasa a mi alrededor demasiado deprisa. Tanto que soy incapaz de seguir su rumbo y su ritmo.
Me siento arrastrada a tropezones por una corriente que me está matando lentamente y sin piedad alguna. Es como si fuera una extraña en este mundo de locos. Sí, me siento incomprendida. Totalmente. Y no es como en mi etapa de adolescente.
Esta vez, esa incomprensión me está matando, me está pudriendo el alma. Temo que dentro de poco, de lo que era un alma y una esencia llena de luz, queden sólo cenizas oscuras e irrecuperables.
No hay comentarios:
Publicar un comentario