martes, 10 de enero de 2012

Rutinas.

La vuelta a la rutina resulta más fácil de lo esperado. Pensaba que me costaría mucho más, que echaría de menos mi hogar, mi familia... Pero ha sido increíblemente sencillo desconectar de todo y centrarme en mi próximo objetivo: los exámenes de Febrero.

No ha sido fácil afrontar todo lo sucedido en Navidad. Ha habido cosas muy buenas y agradables y cosas horribles e insoportables. En definitiva, acabé deseando huir con todas mis fuerzas y aislarme en un mundo paralelo en el que no me afectaran tantas cosas que me hacen tambalearme en mi frágil equilibrio. Por otra parte, sentía que mi lugar estaba allí, que debía quedarme, que quería quedarme. Estaba tremendamente confundida. No sabía qué hacer ni qué sentir.

Ahora estoy aquí, a 260 km de casa, con mis dos compañeras de piso, estudiando como una loca para conseguir mis propósitos. Me siento liberada, como si me hubieran quitado una cantidad enorme de pesadas cadenas que me estaban ahogando poco a poco. Tengo una nueva cadena: los estudios. Pero este peso no es nada comparado con todo lo anterior.

Me siento un poco más fuerte, algo más segura y bastante capaz de llegar hasta el fin. Sólo necesito tiempo para encontrarme a mí misma, quererme y conseguir esa confianza que tanto necesito para afrontar lo que se avecine.

Por ahora, me siento estable en mi rutina estudiantil.

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