jueves, 13 de mayo de 2010

Oigo música en todas partes.

Soy un baúl lleno de recuerdos, recuerdos que se identifican y se identificarán siempre con canciones.

Las canciones rigen nuestras miserables vidas imperceptible pero inexorablemente. Son parte de nosotros ya. ¿Por qué preferir una música u otra? Yo creo que eso es lo que define la personalidad de cada cual. Cada persona es una canción y muchas veces me pregunto ¿qué canción seré yo para el resto del mundo?. Es curioso, ¿no? No sé quién inventó la música, pero creo que es, con diferencia, una de las mejores cosas de este mundo. Me gusta. Es genial. Hay música que cuando la sientes te puede hacer reír, llorar, pensar, relajarte...

Las canciones son como los gestos. Muchas veces un sólo gesto también puede hacerte reír o llorar (ya sea de felicidad o de alegría). Por ejemplo, entrelazar mis dedos con los tuyos me hace estremecer de felicidad. O que me des un beso me hace tan feliz que parezca que se me va a salir el corazón del pecho. Sin embargo, cuando no ves algunas cosas se me rompe el corazón porque, si no las ves, ¿cómo voy a compartirlas contigo? Hay de todo. Cuando me miras de una manera que me hace replantearme todo mi mundo, o cuando me sonríes y lo demás no importa, sino sólo tú y yo.

Con las canciones pasa igual. Cuando escuche a Sabina pensaré en David, cuando escuche Alejandro Sanz o Álex Ubago pensaré en Belén, cuando escuche música de fiesta pensaré en Sergio, cuando escuche Sin bandera pensaré en Ágata, cuando escuche a Porta pensaré en mi hermana, cuando escuche reggaeton pensaré en Javi, cuando escuche Beyoncé pensaré en Andrea, cuando escuche Vetusta Morla pensaré en Itxaso, cuando escuche a Toni Zenet pensaré siempre en Rubén, cuando escuche Revólver ("Y es que no hay droga más dura que el amor sin medida...") pensaré en la Chacha, cuando escuche Dun Can Dhu pensaré en mi padre, y cuando escuche a John Lennon o a los Beattles en mi madre, cuando escuche copla pensaré siempre en mi abuela Adela, y cuando escuche Andrea Boccelli pensaré en mi tía Mercedes allá donde esté y desde donde me guía...

Podría seguir diciendo canciones o artistas. Pero realmente no acabaría nunca. Hay momentos que sólo se viven una vez, y si pueden estar acompañados de una canción, mucho mejor. ¿Por qué no? Es una manera de atesorarlos de manera que nunca se olvidan.

Siempre tengo por costumbre decir que la música es mi vida. Lo es. Realmente lo es. Y me alegro de ello, porque lo digo con razón. Todos los momentos cruciales de mi vida han estado marcados por temas musicales o por cantantes en concreto. Por ejemplo, siempre que escuche "Y pasarán" de Andy y Lucas, se me romperá el corazón por lo que no pudo ser. O siempre que escuche "Soñar contigo" de Toni Zenet me darán unas ganas de verte incontenibles. O cuando escuche "Fix you" recordaré por qué estoy aquí y veré el abismo que se extendía ante mí y del que logré salir.

Recuerdo que cuando era pequeña, escuchaba siempre la música de mis padres: "Stand by me", que mi padre bailaba conmigo en brazos; o "Esos ojos negros", que me sabía de memoria; o "A la sombra de un león", que escuchaba un atardecer en el coche de mis padres mientras viajábamos; o "Merry Christmas (War is over)", que desde que era realmente pequeña me la sabía gracias a mamá; o c asi todas las de Juan Luis Guerra, cuando las escuchábamos en La Manga del Mar Menor en el piso de mis tíos; o los dos CD's de éxitos de Mecano con canciones como "Stereosexual" que siempre escuchaba mientras tenía que hacer la tarea y nunca la terminaba porque me dedicaba a cantar... Hay más, muchas más.

Nunca olvidaré el día que escuché por primera vez el disco "Dile al Sol" de La Oreja de Van Gogh. Me pasé toda la mañana sentada en mi salita y escuchándolo una y otra y otra vez, con el libreto de las letras de las canciones entre mis pequeñas manos, y no paré hasta aprendérmelas todas. Era realmente feliz. Me gustaba muchísimo. Despertó algo nuevo en mí.

Tampoco olvidaré el día que escuché, también por primera vez, el disco de Alejandro Sanz, "Más". Creo que incluso se me puso la piel de gallina. Me enamoré de él. Pasó a ser mi nuevo amor platónico. Esas letras, esas melodías... Desde ese primer día me hizo soñar. Y tengo muy claro que siempre seguirá haciéndolo.

O ese maravilloso día en el que me regalaron por mi cumple el primer CD de Álex Ubago, "Qué pides tú". La sensación fue idéntica a la que experimenté cuando escuché a Alejandro por primera vez. Sin embargo, Álex tiene algo especial para mí. Y es que cuando empecé a escucharlo siempre estaba con algún libro de Harry Potter con sus páginas deslizándose entre mis dedos. Por eso, ambos van unidos en mi recuerdo.

Gracias a las canciones soy capaz de crecer, de madurar, de no olvidar las cosas importantes, los momentos importantes y las personas importantes.

Hoy, desde aquí, desde este sofá verde y sentada al lado de Belén, deseo darte las gracias a ti, seas quien seas, por haber creado la música. Por haber marcado mi vida.

4 comentarios:

  1. tenemos muchos canciones pero nuestro temazo siempre fue bonito! que razon tienes....

    ResponderEliminar
  2. Bonito siempre será nuestra canción... Aunque en realidad, otra cosa quizás no, pero canciones y recuerdos juntas nos sobran!!

    ResponderEliminar
  3. Yo nunca olvidaré el día en que escuché, por simple curiosidad, el disco "Nos sobran los motivos", ese maravilloso concierto de Sabina. Hay en mi vida un antes y un después de escuchar "Tan joven y tan viejo". Cambió mi personalidad, cambió mi manera de ver el mundo.

    Un saludo.

    Jorge Andreu

    ResponderEliminar
  4. Jorge, nunca había escuchado la canción, pero cuando lo hice me encantó. No me extraña que esa canción removiese algo en tu interior. No es para menos.

    Un saludo.

    Adela

    ResponderEliminar