domingo, 23 de mayo de 2010

Sueños.

Estaba viendo unos videos del estreno del musical de High School Musical y tengo un nudo en la boca del estómago que hace que me cueste trabajo hasta respirar. Quiero estar ahí. Me muero de la envidia, sinceramente. A algunos puede parecerle una gilipollez, pero no puedo evitarlo: me encanta. Me da igual parecer infantil, ilusa, imbécil. Me da igual. Ahora mismo me estoy conteniendo para no llorar de rabia al aceptar que nunca estaré ahí. Que nunca iré más allá de los escenarios que me pueda ofrecer la asociación de teatro musical de mi pueblo. Que nunca pisaré esa maravillosa Gran Vía de Madrid como algo más que un simple peatón más o un espectador...

Deseo ahora mismo (como tantas otras noches atrás) estar ahí, en ese escenario, rodeada de miles de personas que aplaudan y disfruten con el espectáculo. Quiero conocer a todas esas personas que, aún siendo tan jóvenes, han alcanzado esa meta que sólo existe en mis sueños.

Cada vez que veo imágenes de un musical, se me acelera el corazón de manera infinita. Las pulsaciones van tan rápido como mis dedos sobre el teclado. Me pongo nerviosa. Es como si lo estuviera viviendo. El vaivén de los actores en los vestuarios, los nervios previos a la función, las miradas y sonrisas cómplices con el resto del equipo... Son miles de cosas. Quizás lo que me pase es que me hace falta YA hacer un nuevo musical. Y, aunque no me lleve más allá de mi pueblo, será un nuevo triunfo personal. Pero claro, al ver estas imágenes se me encoge el corazón.

Siempre quise irme a vivir a Madrid y no era por nada en especial, sino porque de pequeña escuchaba Mecano y cuando escuché las frases de la promoción del musical Hoy No Me Puedo Levantar del señor Nacho Cano, me quedé helada. Hacía muchísimo tiempo que no me sentía tan identificada con unas palabras que decía alguien que no me conocía de nada. Eran las siguientes:

"1981. Mi mejor amigo y yo hemos decidido ir a Madrid en busca de nuestros sueños. ¡Por fin pisaremos la Gran Vía! Aunque espero que no se haya echado atrás porque últimamente lo único que me dice es: hoy no me puedo levantar, el fin de semana me dejó fatal..."

Sí, queridos lectores, estas palabras reflejaban con una intensidad deslumbrante mi mayor sueño. La primera vez que las escuché me dio un vuelco el corazón e, inmediatamente, dije: "Mamá, tenemos que ir a verlo". Pero no. No fui, ni iré (supongo). Era uno de mis mayores sueños ver ese musical. Representaba la ilusión de mi vida que nunca se vería cumplida. ¿Por qué no ir y soñar un poco? No pudo ser. Pero sigo soñando con ello en mis noches más melancólicas. Es en esas noches cuando me pregunto que sería de mi vida si hace dos años hubiera abandonado todo y me hubiera ido a Madrid,con mi guitarra al hombro, a la aventura, en busca de mis sueños, de mis ilusiones, de mi vida y de mí misma. No lo sé. Nunca llego a una conclusión clara. Pero son horas mágicas para mí.

Igual que me ocurre con esto, suele ocurrir con el resto de mis sueños. ¿Qué sueños? Muchos. Los tengo a montones. A veces pienso que debería guardarlos todos en un pequeño cofre de madera con detalles dorados y cerrarlos bajo llave. Pero no puedo. Soy soñadora por naturaleza. Mis sueños me definen y además, hace poco leí en alguna parte que "La imposibilidad de realizar un sueño es lo que da sentido a nuestra vida". Así que, aunque sepa que mis sueños son imposibles (tanto como los de Alicia, gran película por cierto), seguiré adelante con ellos a cuestas. Total, nunca sabemos a dónde nos llevará esta vida loca, loca, loca...

Y por si acaso se abriese la puerta...

"Deja que tus sueños sean olas que se van, libres como el viento en mitad del mar..."

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