miércoles, 4 de agosto de 2010

El desconocido del tren.

02/08/2010

Sonreí para mí. Pensaba que los chicos así no existían, pero ahí está, sentado frente a mí. ¿Y cómo es él? Pelo oscuro, algo largo; la piel clara y sus ojos son de un tono verdeazulado que resulta muy sugerente. De vez en cuando, oculta sus bello rostro tras unas oscuras gafas de sol, lo cual me intimida porque no sé si me pilla mirándolo o no. Sus labios son levemente carnosos y sonrosados, muy apetecibles. Su perilla y barbita de dos o tres días, le da un toque interesante, muy interesante. Me encanta.

Lleva un mp4 de color turquesa metálico que, supongo, deleitará sus oídos con alguna música que desconozco. Su pie se mueve de vez en cuando golpeando el suelo, al son de su música. Se recuesta en su asiento. Suspiro. Está muy cerca, pero le siento tan lejano como una estrella.

Me gusta su pelo, sus manos. Me pone nerviosa tenerlo ahí, enfrente, tan cerca. ¡Ay! Miro disimuladamente, como echando un vistazo circular al vagón. Levanta la vista, me mira. Me atrae con la fuerza de un imán. ¡Qué ojos tan preciosos, por Dios! Me encantan. Parece un gato (y eso que los gatos no me gustan). No puedo. No aguanto tenerlo ahí, prácticamente al lado, tan cerca. Siento como el instinto ansía lanzarse hacia él, mientras las ataduras de la razón se le clavan hasta hacerle daño.

¿Cómo será su voz? Me muerdo e labio inferior, preocupada. ¿Será posible que me pueda atraer tanto un desconocido? Y tiene una sonrisa magnífica, preciosa, radiante, aunque pequeña. Pero me gusta. Parece tan simple... Si me hubiese encontrado a este chico de fiesta, hubiese ido a por él desesperadamente. O al menos eso creo.

NOTA:
Acabo de descubrir que su supuesto mp4 es en realidad un móvil. ¬¬'' Soy un desastre.

En fin, me voy a centrar en la música de mis oídos y en la lectura que estaba realizando antes de sentir la imperiosa necesidad de plasmar esto sobre el papel.

Al fin y al cabo, él es sólo un desconocido, y así seguirá siendo.

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