miércoles, 4 de agosto de 2010

Sergio.

19/07/2010


Me siento vacía, de repente. Me falta algo, algo muy importante. Me faltas tú. Me siento muy sola.

A veces, creo que te sobrevaloro, pero es que sigo sin entender cómo una persona tan maravillosa quiere estar conmigo. No soy nada y, aún así, estás aquí, conmigo. Ahora mismo me inunda la angustia de no poder abrazarte, besarte o, simplemente, estar a tu lado.

Me haces sentir tantas cosas que creo que me voy a volver loca cualquier día. Pero es que cada segundo contigo es mi mayor regalo, cada sonrisa que dibujas en mis labios es un tesoro y cada brillo que provocas en mis ojos es un rayo de luz, cálido, hermoso, envolvente.

Y tantas veces me pregunto "¿Sentirá lo mismo que yo?" y tú mismo, como si pudieras escuchar mi silenciosa pregunta, me contestas. Y nunca lo haces con palabras, sino con hechos, con gestos, con miradas, con sonrisas. Pero cuando me miraste de esa manera tan intensa y me preguntaste "¿Qué haría yo sin ti?", encontré de repente tanto amor en tus ojos que sentía que me envolvía como una ola en el mar. Descrubría en tus ojos tal emoción, tal cariño, que sentía ganas de pegarme a mí misma por iditoa, por haber dudado un sólo segundo de tu amor. ¡Qué imbéciles llegamos a ser! No pude hacer otra cosa que besarte.

No sé durante cuánto tiempo más vamos a aguantarnos, pero ahora mismo mi habitación ya no huele a mí, sino a ti. ¿Y sabes qué? Que un puño helado aprieta mi corazón, que late desbocado porque te echa de menos. Tu presencia aquí estos dos días me ha dado un nuevo sorbo d evida. Gracias por venir, gracias por existir y querer estar a mi lado. Gracias, Sergio.

Te quiero.

No hay comentarios:

Publicar un comentario