miércoles, 25 de agosto de 2010

Sueño, sueño, sueño.

Tengo muchos sueños. Miles de ellos. A montontes. Me rebosan. Todo el mundo los tiene, ¿no?

Me apetece hoy hablar de mis sueños.

Sueño con ver un atardecer en la playa, abrazada a alguien que me quiera intensamente. Que estemos en silencio porque sobren las palabras. Que le mire y me mire y me de un vuelco el corazón.

Sueño con tener mucho dinero, pero no para mí. Considero que el dinero es (perdón por la expresión) una mierda enorme. No sé porqué se inventó, pero no me gusta. Sin embargo, y como decía, me gustaría tener mucho dinero. ¿Para qué si no es para mí? Pues para dar la felicidad o por lo menos las condiciones mínimas de vida a todas aquellas personas que, por desgracia y sin poder elegir, han nacido en lugares donde no se conoce el sentido de algunos conceptos como "higiene personal" o "agua potable". Efectivamente, sería capaz de destinar TODO mi dinero a esas personas y encargarme yo misma de que se empleara en lo que yo he decidido. Que no se malgastara.

Sueño con trabajar codo con codo con personas discapacitadas. Poder ayudarles, animarles, hacerles felices, aportarles algo. Verles sonreír, aunque no entiendan muy bien por qué.

Sueño con trabajar también en una residencia de ancianos, cuidándoles, brindándoles todo el cariño que me sea posible, sintiéndome realmente realizada al verles sonreír inocentemente.

Sueño con poder donar sangre y (al morir) mis órganos para ayudar a otras personas o a la investigación destinada a remediar todo tipo de enfermedades: cáncer, alzheimer... Lo que sea. Pero que sea para algo.

Sueño con tener una familia, con saber educar a mis hijos y darles a entender mi forma de ver la vida. Ser capaz de enseñarles lo que de verdad importa y que sean capaces de ver más allá de sus narices. Transmitirles amor, comprensión, simplemente vida.

Sueño con terminar una carrera (en mi caso, dos) y poder trabajar en algo que realmente me entusiasme, de manera que no me cueste realizar mi trabajo, que me compense, que me haga feliz. Disfrutarlo, amarlo, estar orgullosa de lo que quiera que sea que acabe haciendo.

Sueño con poder ver realmente quién estará ahí para siempre y quién no. Distinguir a los verdaderos amigos de entre tantos que dicen serlo. Pues los amigos de verdad son ángeles que, aún en la distancia, siempre están ahí cuando los necesitas y te tienden una mano desinteresada que te ayuda a salir del pozo en el que te halles y lanzarte de nuevo a lo más alto, juntos. Amigos con los que compartir, con los que disfrutar de mis mejores momentos y a los que relatarles mis problemas. Amigos que me apoyeen y me critiquen sin dudarlo un sólo instante. Amigos de verdad. Para siempre. De esos que te marcan para toda la vida y que te hacen sentir una gran necesidad cuando no los tienes cerca para guiarte.

Sueño con viajar mucho, recorrer mundo, aprender siempre más y más. Ver miles de culturas, compartir con ellas sus costumbres, entenderlas y disfrutarlas. Viajar lejos, muy lejos. A zonas mucho más frías, como extensos desiertos de hielo. A zonas mucho más cálidas, como enormes desiertos de arena dorada y amplias dunas. A lugares históricos que me apasionan, como Egipto o Grecia. Viajar. Descubrir.

Sueño con escribir algún día una novela y que esta sea publicada. Con poder trasnmitir a través de mis letras emociones, sensaciones, sentimientos, impresiones a todo aquel que las lea. Ser capaz de expresar lo que anida en mi interior de manera más objetiva, mezclar realidad autobiográfica y ficción. Hacer soñar a cualquiera que lea mis historias. Escribir muchas, muchas páginas. Conseguir que el lector sea capaz de situarse en la situación de cada personaje, que se sienta como ellos con sólo leer mis líneas. Empatía.

Sueño con escribir muchísimas canciones, con concederles las melodías adecuadas. Con transmitir con mi música lo mismo o más que con mis escritos. Que la gente me escuche, oiga mi voz y sienta cómo se le acelera el corazón. Que disfruten, que gocen, que se sientan felices y otras veces tristes. Que compartan conmigo esa magia que nos une a las personas cuya música escuchamos y nos remueve algo en nuestro interior. Compartir con miles de desconocidos en un concierto un momento único y mágico.

Sueño, sueño, sueño. Siempre. Despierta, dormida. Da igual. Siempre sueño. No pierdo nada por hacerlo, siempre y cuando sepa distinguir mis sueños de la realidad. Imaginar, soñar, es crear tu propio mundo al que poder escapar de vez en cuando siempre que te atosigue la realidad que ves a tu alrededor. Encerrarme en mi mundo es para mí algo necesario muchas veces. Así, puedo descansar de todo, relajarme, dejarme llevar por mis propios sueños y anhelos, conocerme más.

Es algo que considero que todo el mundo debería hacer para sentirse mejor. Creedme, es magnífico.

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