Mi casa era el único refugio que me quedaba. El último lugar que me quedaba para sentirme segura y bien. Ahora se me cae encima. No puedo hacer nada, pero me dices mil cosas que tengo que hacer. Y tú eres la única que se da cuenta de todo. Vale. Pa ti la cabra y pa mí los cuernos.
Pues nada... No me queda nada. Ahora a ver cómo salgo yo de ésta. Porque me toca salir. Y sólo puedo salir sola.
Creo que necesito una sesión urgente.
Lo reconozco: estoy muy mal.
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