Observo consumirse lentamente mi cigarro mientras escucho a Linkin Park. La música es como si atronara mis oídos. Me siento bastante perdida, pero, sin saber muy bien por qué, todavía lucho.
Todo son problemas. Uno detrás de otro. Y lo peor es la sensación de impotencia. Las náuseas me están matando poco a poco. Odio no poder hacer nada más. Odio no saber qué más hacer. Me siento débil, terriblemente débil. Y me duele ver que la persona que me está destrozando desde hace muchísimo tiempo continúa impasible, ignorándome, ignorando el dolor que atenaza mi cuerpo y, sobre todo, mi alma.
Creo, opino y considero que ya está bien. Tengo demasiadas cosas que hacer como para pararme a compadecerme por toda esta enorme mierda que se me echa encima. Estoy segura de que puedo lograr mis objetivos prioritarios, y por eso tengo que hacerlo. Necesito un poquito de satisfacción ya. No puedo pararme más a perder el tiempo con esto. Llevo todo el verano volcada en este tema y ya no puedo hacer nada más. No se puede ayudar a alguien que no se deja. Supongo que el tiempo hará su trabajo y acabará poniendo a cada uno en su lugar... o tal vez no. La verdad es que no lo sé y no me importa demasiado.
Sólo sé que a partir de hoy va a existir sólo y exclusivamente Septiembre. Yo no soy ninguna cobarde y sé cómo puedo enmendar mis errores. De hecho, lo tengo clarísimo y quiero hacerlo.
No se hable más, pues. ¡Al lío!
Así se habla, empecemos por arreglar lo más cercano, lo que realmente somos capaces de controlar.
ResponderEliminarANIMO Y AL TORO DE FRENTE!!!!
TU PUEDES.
Un besazo