domingo, 31 de julio de 2011

Corte de pelo.

Cuando algo me afecta o me cabrea o me frustra, me corto el pelo. Yo soy así. En el momento en el que digo "Basta" necesito un cambio, empezando por mí. De ahí el por qué de mi maravilloso y nuevo corte de pelo. Estaba harta.

Lo que siento al cortarme el pelo es muy similar a lo que siento cuando dejo la lluvia caer sobre mí. Es una sensación de limpieza, de renovación, de borrar lo malo y quedarme sólo con lo que sí es bueno. Un cambio para mejor.

Es cierto que a veces, ni por esas consigo salir del agujero, pero al menos lo intento. Tras hacer esas pequeñas cosas que mucha gente hace tan cotidianamente, yo me siento más fuerte, limpia, pura... Quizás no sé explicarme muy bien, pero entended que es complicado.

La cuestión es que poco a poco lo estoy consiguiendo: me siento cada vez más fuerte, más segura de mis actos. Debo seguir caminando, sin parar, poco a poco. Porque mi madre tiene una frase que he grabado a fuego en mí: "Se puede perder la cabeza, pero no el tiempo". Y es cierto, porque en un momento dado, podemos dejarnos llevar por una locura transitoria que nos haga perder la cabeza. Pero tras el momento de locura, toca volver a la realidad, aplastante. Digamos que hay cierto margen de vuelta atrás. Pero con el tiempo no pasa eso. El tiempo jamás se debe perder, porque tenemos lo que nos ha sido otorgado, nada más. Sí, una vida es mucho tiempo, pero precisamente por eso debemos aprender de cada cosa que hagamos, de cada acontecimiento (bueno o malo) que nos toque presenciar y/o protagonizar. Hay que aprender de todo y cada uno de los movimientos que se producen a nuestro alrededor. Para poder vivir una vida plena, hay que saber ser consciente, constante y consecuente. Creo que poco a poco lo estoy empezando a hacer.

Será cuestión de tiempo, aunque espero que en una temporada no tenga que volver a cortarme el pelo. =P

No hay comentarios:

Publicar un comentario