sábado, 16 de julio de 2011

Pasito atrás.

Sabía que no debía esperar nada, ni ilusionarme, ni apostar por nada de aquello. No podía salir bien, y eso era algo que se veía claramente desde el principio. Sin embargo, soy como soy y me gusta apostar por las personas que me parecen interesantes. Será que no aprendo ya ni siquiera a base de golpes. ¿Cómo puedo ser tan exageradamente cabezona? Pues no lo sé, pero esto me ha hecho recordar que no puedo tener fé en casi nadie. Así que, a partir de ahora no voy a seguir esperando, sino que yo también voy a ir por mi lado sin tener nada que ver con nadie. Así me ahorraré las largas tardes esperando una llamada o un mensaje.

En realidad me siento bastante imbécil por haber llegado a pensar que yo era alguien importante en la vida de otra persona. Pero me equivocaba, obviamente. Debí comprender que el tiempo causa estragos y cambia muchísimas cosas sobre las que, por mucho que yo quiera tener el control, no lo tengo. Se escapan a mi voluntad e intentar hacer que cambien por la fuerza sería una estupidez, porque eso sólo me haría engañarme más. Así pues, sólo me queda vivir, y dejar el tiempo pasar, para que se me olviden muchísimas cosas del pasado. No tendría que ser tan ilusa. Me hago ilusiones con nada, me dejo llevar por la emoción de sentir que soy especial para alguien... Y, normalmente, eso sólo me lleva a decepciones.

Al fin y al cabo, espero que esto me ayude a ver de una vez por todas no se puede volver atrás.

Y aún así me sigo preguntando por qué tienes que aparecer en mi vida siempre de improvisto y haciendo que mi mundo se tambalee ante tu sola presencia. Por qué me haces dudar de mis decisiones. Por qué agrietas el muro que rodea mi corazón. Por qué se me acelera el corazón si pienso en estar cerca de ti. No es justo. Y no tiene futuro.

No entiendo por qué sigo dándole vueltas a este mismo tema desde hace aproximadamente cinco años.

No hay comentarios:

Publicar un comentario