lunes, 25 de julio de 2011

Sola.


¿Y ahora quién llama al olvido? ¿Y ahora quién vuelve a contar estrellas que no brillarán si tú no cuentas conmigo? Si no quieres soñar, vete en silencio. Ahora ya puedes olvidar...


Estaba muy frustrada y muy cabreada.

Fuí hasta mi armario, saqué la guitarra, la tomé entre mis brazos, la afiné rápidamente y me puse a deslizar los dedos entre las cuerdas. Las notas que salían me sonaban demasiado tristes para soportarlas con la suficiente entereza. Abrí mi carpeta de canciones en el ordenador y me decidí por "Sola" de Efecto Mariposa. Leí previamente la letra, a pesar de que me la sé de memoria. Sí, aquella canción era perfecta. Comencé a tocar.

Reconozco que me equivoqué, pero hoy no me arrepiento, no me gustan las mentiras. Reconozco que lo eché a perder. Y resulta que aún te quiero y que me queman aún por dentro las heridas, ¿no lo ves? No dejan de arder.
Y ahora quiero estar...
Sola, perdida en esta rabia se me escapa la vida otra vez.
Sola, que nadie me hace falta para alzarme en un vuelo y volver a empezar.
¿Quién me mandaría preguntar? Te hice daño y lo lamento, yo creí que lo sabías. ¿Quién me mandaría contestar? Y resulta que aún te quiero, de los otros ni me acuerdo. Ya no insistas, ¿no lo ves? No puedo volver.
Y ahora quiero estar.
Sola, en medio de la nada, se me antoja este mundo al revés.
Sola, que nadie me hace falta para alzarme en un vuelo y volver...
Y que importa lo que hice, si tal vez me equivoqué. Estas son mis cicatrices y son parte de mi vida. Y seguiré...
Sola, perdida en esta rabia se me escapa la vida otra vez.
Sola, que nadie me hace falta para alzarme en un vuelo y volver a empezar.


Mientras tocaba y cantaba, trataba de desgarrar las cuerdas de la guitarra, mis ojos se inundaban de lágrimas de rabia y mi voz sonaba desgarrada. La toqué por lo menos 3 o 4 veces. Y aún así no me parecieron suficientes. Era una sensación de necesidad de gritar, de descargar rabia. Estaba (y estoy) tan decepcionada que no sabía qué hacer. Tocar la guitarra es una de las cosas que más me ayuda para momentos así, pero ayer ni siquiera eso funcionaba. Me tiré en la cama, al lado de mi guitarra y simplemente lloré. Lloré de rabia mientras escuchaba la lista de reproducción que describía un par de entradas antes, añadiendole un par de canciones como "Sólo quiero bailar" de Zenttric o la misma canción que había estado tocando.

Por fin, acabé más relajada y agotada de pensar y de sentir tantísimas cosas a la vez. Respiré hondo y bajé a cenar y a ver "Mentes Criminales". Me aislé en mi mundo mientras veía perezosamente la tele. Cuando se decidió que era la hora de dormir, subí lentamente hasta la habitación. Tras abrir el balcón para que corriese un poco de aire, cogí un cigarrillo, lo encendí y, mientras observaba el cielo estrellado, recordé la canción "No habrá más perdón" de Belén Arjona. Terminé el cigarrillo y me dispuse a leer unas páginas de mi segundo libro de la pentalogía de Ramsés. No me concentraba, así que al poco rato, desistí y decidí dormir y descansar de tan horrible día.

Ojalá fuera más fácil olvidar.



Nuestro amor fué un error y partió mi cielo en dos.

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