sábado, 14 de abril de 2012

Libertad... por fin.

En estos momentos me siento extrañamente libre, relajada. Como si me hubieran quitado una enorme carga de encima. Y, la verdad, estoy casi segura de que se debe al hecho de no tener que escuchar de fondo cursilerías, memeces y critiqueos baratos. Esta tarde me ha cundido infinitamente más que toda la semana. Es increíble. ¡¡Hasta he salido a dar una vuelta (cortita, eso sí) sólo para tomar el aire!!

Después del gran trabajo que he hecho este mediodía, me sentí agotada. Pero después, me miré al espejo y me enorgullecí. Me di cuenta de que da igual lo que ellas digan o piensen sobre mí. Yo tengo muy claro quién soy. Y hoy lo he demostrado: hace daño el que puede, no el que quiere. Vosotras, obviamente, no podéis. Y eso me gusta.

También ha quedado demostrado quién pierde los nervios. Estoy pensando en grabarlas sin que se den cuenta para después enseñárselo a las personas delante de las cuales se ponen tan bien puestas.

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