domingo, 1 de abril de 2012

Los dos últimos días (y ¿por qué no? la última semana también) se pueden resumir como "cuando creas que ya nada puede ir peor, te llevarás otro golpe".

Me consuela saber que aún tengo el poder de decidir si quiero dejarme llevar y hundirme, o si prefiero clavar mis pies aquí, respirar hondo, pasar del mundo, quererme y sobrevivir. Escojo lo segundo.

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